En el afán de convertir a la sociedad de la capital del país en una de “mayor categoría”, se incitó al consumo del pan. ¿Por qué no poner lo mismo del taco dentro de una telera o un bolillo?
Se ha dicho que tal fue la forma en que las mujeres, durante el siglo XVIII, enviaban los guisados para que sus esposos o familiares los degustaran en la comida; esto sucedía principalmente con los mineros.
Se lava el arroz y se pone á secar en una servilleta: cuando lo esté se pesa una libra, se remuele hasta que se haga polvo, y se echará en un cazo donde se va remojando con leche.
El libro El cocinero mexicano está considerado como el recetario más importante del siglo XIX en México. Reúne una mezcla de recetas de influencia francesa, española y criolla, así como de elementos indígenas.
Se toman tres libras de maíz de cacahuazintle, media libra de manteca derretida, ocho yemas de huevo, el dulce necesario y una poca de agua caliente. No debe quedar esta mezcla ni aguada ni muy espesa. Se le echa bastante canela, pasas, piñones, almendras, nueces y ajonjolí...
Costumbre francesa desde 1311, que pasó a España y después a Nueva España, donde el haba se sustituyó por un Jesusito que originalmente era de plata dorada, muy pequeñito y coronado. Quien encontraba el haba o el confite, estaba obligado espiritualmente a presentar el Niño Dios del Nacimiento de la casa en la iglesia cercana al 2 de febrero (Día de la Candelaria).
Cada 2 de febrero es el platillo más consumido en todo el país, pues la tradición manda pagar con tamales la suerte de encontrar al Niño Dios la Rosca de Reyes.
Ésta es una de las conmemoraciones más antiguas de la religión católica, en la que se celebra a la Virgen y su purificación tras haber dado a luz al hijo de Dios; por esa razón el elemento emblemático es la candela bendecida. Sin embargo, la festividad se transformó a inicios del siglo XX y aunque no se sabe cómo o desde cuándo empezó la costumbre de vestir al Niño Dios, lo cierto es que es una herencia de los ropajes que realizaban las monjas en los conventos desde la época virreinal.
En el altar principal encontramos las imágenes que corresponden a los dos nombres de esta iglesia. La primera es una pintura que muestra el momento en que la Virgen llega al templo para ser purificada después de cuarenta días de haber dado a luz. La segunda es una escultura de madera estofada del siglo XVIII que representa a la Virgen llevando al Niño Jesús en el brazo derecho, mientras que con el izquierdo sostiene una candela, recibiendo por este motivo el nombre de Virgen de la Candelaria.