La mujer mexicana, en la búsqueda de la equidad de género
Durante la Colonia se decía que el rol de la mujer casada era estar resguardada en casa cumpliendo con tareas domésticas y la crianza de los hijos, siendo su máxima virtud ser la esposa de alguien. Tras la Consumación de la Independencia en 1821 esta idea no desapareció, ni tampoco el trato de muchos hombres hacia ellas, quienes las consideraban inferiores, que requerían protección y no necesitaban una educación formal, sino lecciones para hacer feliz al cónyuge.
El camino de una dolorosa lucha por libertad e igualdad
Dos obras fundamentales y pioneras del feminismo, aparte de inspiradas en el humanismo de la Ilustración, son la Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana (1791), de la francesa Olympe de Gouges, y la Vindicación de los derechos de la mujer (1792), de la inglesa Mary Wollstonecraft.
Una nube negra se cernió sobre María Izquierdo en octubre de 1945, pero ella demostró su carácter cuando el jefe del Departamento del Distrito Federal, Javier Rojo Gómez, canceló el contrato que había firmado meses atrás con la jalisciense para que pintara un mural en el cubo de la escalera principal del antiguo Palacio del Ayuntamiento, corazón político de la moderna y pujante capital del país.
Se llevó a cabo del 13 al 16 de enero de 1916 en el Teatro Peón Contreras de Mérida, Yucatán. Contó con 620 participantes, la mayoría de ellas maestras.
La notable científica fue rechazada en París pero elogiada en México. Marie fue presa de la sociedad machista de la época que primero intentó menospreciar su trabajo con Pierre Curie; luego cuestionó su moral y fidelidad a la memoria de su esposo y, más tarde, puso en tela de juicio su segunda candidatura al Nobel. Sin embargo, parte de la comunidad científica también la apoyó al reconocer sus éxitos.
Les compartimos esta conferencia en el INEHRM de la Dra. Lourdes Alvarado sobre Laureana Wright, escritora y precursora mexicana del feminismo con su revista Violetas del Anáhuac