Cuando se capturó esta imagen con el volcán Popocatépetl al fondo, habían pasado más de seis décadas desde que el presidente Anastasio Bustamante diera a un comerciante de Veracruz, en 1837, “el privilegio exclusivo para establecer un camino de fierro desde el puerto hasta la capital”, marcando así la llegada del ferrocarril a nuestro país.
En marzo de 1921 los habitantes de la ciudad de México siguieron expectantes las primeras planas del Excélsior: el extravagante pintor Dr. Atl organizó un ascenso al Popocatépetl para demostrar que Don Goyo no era peligroso, pero esa aventura terminó en tragedia.
Gerardo Murillo Cornadó, mejor conocido como Dr. Atl, nació el 3 de octubre de 1875 en el barrio de San Juan de Dios, en Guadalajara, Jalisco. Destacó como vulcanólogo. Estudió dibujo y pintura en París, y filosofía y derecho en la Universidad de Roma; impartió clases en la Academia de San Carlos a alumnos como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera. Impulsó el movimiento artístico nacionalista y los primeros intentos para realizar muralismo en edificios públicos. Además, en sus obras utilizó técnicas originales con colorantes que él mismo ideó y denominó “Atl colors”. También le debemos la creación del género pictórico que denominó "aeropaisaje" y las monografías sobre iglesias de México y artes populares.
Durante siglos, la influencia de la Iglesia en la política y la sociedad, así como la permanencia de los valores católicos, impidieron reformas radicales en torno al divorcio.
El matrimonio de María Josefa Mijares y Mariano García se vio empañado por peleas frecuentes debidas a las infidelidades del esposo con diversas mujeres, entre ellas una española de familia “decente”. Por ello, tras una más de las infidelidades de su marido y conocer la herencia que le había dejado su padre al fallecer, la Mijares decidió entablar una demanda de divorcio.
En la sociedad novohispana en ocasiones estallaba algún escándalo, como el que se vivió en junio de 1816, cuando la señora María Josefa Mijares fue a refugiarse en el convento de Santa Isabel, mientras tramitaba la demanda de divorcio contra su marido Mariano García. El pleito conyugal se hizo público y las autoridades abrieron un expediente que puso al descubierto la tormentosa relación de la pareja.
En las clases altas, era común que las jóvenes accedieran al cortejo alentadas por sus familiares. En torno a ellas se organizaban bailes, tertulias, veladas y otros eventos donde solían mostrar su instrucción, belleza o “adornos” como tocar el piano o cantar. Acciones como tirar el pañuelo, agitar o cerrar bruscamente el abanico, eran parte del ritual de cortejo entre hombres y mujeres en el siglo XIX.
Ante la insuficiencia de maestros, el gobierno decidió crear un cuerpo de profesores dispuestos a iniciar las labores de un apostolado renovado y comprometido con las comunidades y sus habitantes.
A pesar de lo breve de su gestión, Vasconcelos fue mucho más que el creador de la primera institución revolucionaria, la Secretaría de Educación Pública.
Tras la proclamación del Plan de Iguala y la creación del Ejército Trigarante el 24 de febrero de 1821, bastaron siete meses para que nuestro territorio se emancipara de España. Tras una década de guerra, se puede pensar que esta etapa tuvo el mínimo derramamiento de sangre y que el virreinato simplemente se desmoronó políticamente. Lo cierto es que los fieles a la Corona continuaron peleando hasta el último poblado.
Guillermo Prieto hizo llorar a los asistentes al funeral con su oración fúnebre dedicada a Margarita Maza. Era un amigo cercano de la familia, a pesar de las diferencias que había tenido con el presidente.
Cualquiera puede tocar alguna de mis canciones, ¡cualquiera! Hasta la gente que no sabe tocar la guitarra, se puede sentar y en media hora tocarlas. Puede tocar Walk on the Wild side en diez minutos”, dijo alguna vez Lou Reed. Al expresar esto, quizá el músico neoyorkino de origen judío poco o nada pensaba en el fascinante universo lírico que creaba cada que componía sus canciones, algunas calificadas de corrosivas, otras de inigualables.
En varios relatos de la Revolución mexicana se menciona la existencia de una coronela zapatista, Margarita Neri, que habría participado en los primeros combates.