Tal debate no es propio de nuestra época, ni de la aparición del automóvil. El coche en la ciudad como hecho social central se inscribe en una larga historia que, de forma temprana, plantea cuestiones esenciales: la corrección de las conductas, la gestión policial de las formas de movilidad y el derecho a la ciudad opuesto al privilegio de la prioridad y el poder de rebasar, entre otras. Por eso les invito a recorrer las calles de París en la época en que reinaba la tracción animal, más específicamente en plena Revolución francesa (1789-1799).