En los territorios conocidos bajo el nombre de Nueva España, la concepción social sobre la locura osciló especialmente entre dos vías de interpretación: la médica y la religiosa.
El combate a la ociosidad en la primera mitad del siglo XIX
De 1828 a 1867 existió en México el Tribunal de Vagos. Se dedicó a perseguir y recluir a personas sin oficio ni beneficio, que ejercían la ociosidad, considerada en esos tiempos como “la madre de todos los vicios”.
Hilda Krüger y Goebbels sostuvieron una malograda relación sentimental durante algunos años, hasta que se tornó insostenible. El poderoso ministro le ofreció enviarla a EUA, para continuar su carrera y buscar fortuna en las casas productoras de Hollywood.
Su nombre es Miguel Alemán Valdés, es secretario de Gobernación y dentro de unos años será presidente de México; el de ella: Hilda Krüger, nacida en Berlín, es una cándida y atractiva actriz de cine. Procedente de EUA, Hilda había arribado a México apenas unos meses atrás, el 9 de febrero de 1941 vía Nuevo Laredo, en calidad de simple turista, pero gracias a las canonjías y componendas de Miguel Alemán, que se enamoró de ella casi al instante, pronto logró regular su estancia en nuestro país y hasta conseguir trabajo en la boyante industria del cine nacional.
Cantinflas conoció a Hilda mientras ella filmaba su primera película en México: Casa de mujeres (1942), a lado de Agustín Insunza, Anita Blanch, Manolo Fábregas y bajo la dirección de Gabriel Soria, amigo de Cantinflas.
El objetivo es un acaudalado cafetalero de origen alemán, aunque naturalizado mexicano, de nombre Karl Retelsdorf, que además es dueño de una radiodifusora desde donde, se sospecha, se transmiten mensajes cifrados a Berlín.
Otto Moebius era hijo de Alfred Guido Moebius Giessner, un alemán que llegó a México a finales del siglo XIX y que se estableció en Monterrey, donde Otto forjó una red de aliados pronazis y perpetró en territorio norteamericano una serie de atentados y sabotajes contra petroquímicas, oleoductos y empresas en Texas. Dichas misiones fueron silenciadas por EUA, pues no se quería reconocer que aliados nazis habían logrado ingresar y vulnerar la soberanía norteamericana.
El presidente de México solicitó por medio del ministro de Relaciones Exteriores, Eduardo Hay, la salida de Arthur Dietrich de nuestro país. La relación con Estados Unidos era prioritaria, no Alemania.
La misión alemana de espionaje en México fue aprobada por el almirante Wilhelm Canaris, quien a su vez jugó un doble papel en su propio país durante la Segunda Guerra Mundial: como jefe de inteligencia militar, aunque después repudió muchas de las decisiones de Hitler respecto a la guerra y al trato inhumano contra los prisioneros. Canaris terminó conspirando contra el Führer hasta ser descubierto, siendo declarado culpable de traición y condenado a la horca en 1944.
Timón. Revista Continental tuvo también un lineamiento indiscutiblemente nazista, por lo que durante mucho tiempo se ha especulado sobre las razones que motivaron a José Vasconcelos, su director, a seguir ese camino.
Nuestro país mantuvo relaciones con Alemania hasta el 28 de mayo de 1942, luego de que el presidente Ávila Camacho declaró el estado de guerra a las potencias del Eje y las banderas nazis dejaron de ondear en México.
La reunión entre los presidentes Franklin D. Roosevelt y el general Ávila Camacho no fue un secreto de Estado, ya que los nazis se mantuvieron informados gracias al espía Roberto Trauwitz, quien era un colaborador cercano del presidente mexicano.