Una vez que asumió el mando de la región del sur, Iturbide empleó a varios oficiales de su confianza para enviar comunicaciones privadas, echando a andar la maquinaria del Ejército Trigarante.
Debido a la severidad de los medios utilizados para la pacificación de la región del Bajío, Iturbide fue severamente criticado. A consecuencia de ello, el virrey Calleja se vio obligado a realizar en su contra una especie de proceso judicial. Si bien Iturbide fue exonerado por Calleja, el siguiente virrey, Juan Ruiz de Apodaca, desecharía este perdón y lo separaría del mando efectivo de hombres, retirándole la comandancia del Ejército del Norte.
La victoria en Salvatierra (hoy Guanajuato) significó para Iturbide su ascenso a coronel, además de que se le concedió el mando del Regimiento de Infantería Provisional de Celaya.
Con el grueso de las filas virreinales, Iturbide participó en la batalla de Monte de las Cruces, último bastión de la capital ante Hidalgo y sus hombres. Por su desempeño, el joven realista fue ascendido a capitán.
El Acta de Independencia, una declaración muy peculiar
Nuestra declaración de independencia es diferente a las del continente americano, donde casi todas fueron hechas en plena guerra. La mexicana fue redactada cuando la independencia ya era un hecho consumado.
Mariano Tabares se incorporó a las fuerzas de Morelos, aunque ocasionó conflictos y rompimiento incluso entre los oficiales de más alta jerarquía de su Estado Mayor. La familia Galeana, una de las más leales a Morelos en la región, fue fracturada por la presencia de Tabares. Incluso amenazaron con recluirse si el mulato continuaba entrometiéndose en la toma de decisiones.