Sobre una fina vajilla de talavera, fueron colocando los chiles, uno a uno, dejando ver ese verde que, junto con la ramita de perejil, simbolizarían la esperanza por construir un nuevo país independiente de la Corona española. Lo cubrirían con la blanca nogada que simbolizaba la pureza, la fe católica, pero también la unidad del pueblo. Y lo coronarían con la granada para recordar la sangre de los hombres caídos en la gesta.
El llamado “Manifiesto al mundo” es el manuscrito encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide después de su fusilamiento, ocurrido el 19 de julio de 1824, razón por la que además está manchado de sangre. Dirigido al ministro plenipotenciario de Su Majestad Británica y escrito durante su destierro en Italia, Iturbide hacía una defensa emocional de su actuación pública. El 21 de mayo de 1822 había sido coronado emperador de México bajo el nombre de Agustín I, pero no logró establecer la paz. Para el 19 de marzo de 1823 abdicó y partió al exilio. Sin saber que había sido declarado traidor y puesto fuera de la ley, regresó a México el 14 de julio de 1824 y de inmediato fue aprehendido y posteriormente ejecutado.
Una vez que asumió el mando de la región del sur, Iturbide empleó a varios oficiales de su confianza para enviar comunicaciones privadas, echando a andar la maquinaria del Ejército Trigarante.
Debido a la severidad de los medios utilizados para la pacificación de la región del Bajío, Iturbide fue severamente criticado. A consecuencia de ello, el virrey Calleja se vio obligado a realizar en su contra una especie de proceso judicial. Si bien Iturbide fue exonerado por Calleja, el siguiente virrey, Juan Ruiz de Apodaca, desecharía este perdón y lo separaría del mando efectivo de hombres, retirándole la comandancia del Ejército del Norte.
La victoria en Salvatierra (hoy Guanajuato) significó para Iturbide su ascenso a coronel, además de que se le concedió el mando del Regimiento de Infantería Provisional de Celaya.
Con el grueso de las filas virreinales, Iturbide participó en la batalla de Monte de las Cruces, último bastión de la capital ante Hidalgo y sus hombres. Por su desempeño, el joven realista fue ascendido a capitán.
El Acta de Independencia, una declaración muy peculiar
Nuestra declaración de independencia es diferente a las del continente americano, donde casi todas fueron hechas en plena guerra. La mexicana fue redactada cuando la independencia ya era un hecho consumado.