El famoso hotel Regis

De la Revolución al turismo de lujo

Daniel Gallardo

A pesar de las inquietudes de aquella época, el negocio funcionó con éxito, pues pronto se dio a conocer por su ubicación y servicios, y porque en sus habitaciones se alojaban prominentes hombres que habían participado en la Revolución o pertenecían al gobierno, y personajes célebres entre la sociedad mexicana, así como turistas de Estados Unidos, Centro y Sudamérica.

 

En 1908 don Rafael Reyes Spíndola adquirió el terreno de avenida Juárez número 77, en la Ciudad de México. Estaba empecinado en que quería su propio edificio para las oficinas de su periódico, el más popular de la época: El Imparcial.

Contrató al arquitecto Pedro M. Vallejo y al ingeniero Miguel Rebolledo, y pronto empezó a demoler el vecindario que estaba en el terreno para después seguir con la excavación. La construcción del nuevo edificio comenzó en septiembre de 1909. Spíndola mandó a traer el acero de la Fundidora de Monterrey (poco antes de la trágica inundación en esa ciudad), el cual llegó al terreno para terminar de construir en un impresionante récord de tiempo, pues se planeaba que estuviera listo para los festejos del centenario del inicio de la independencia de México, en 1910.

La construcción costó más de 500,000 pesos, lo que la convirtió en una de las obras más costosas de esa época. También sería uno de los proyectos más criticados por la prensa opositora al régimen, ya que el oficialista El Imparcial era subsidiado por el gobierno y apoyaba incondicionalmente al presidente Porfirio Díaz. Por ello, los críticos cuestionaban la extraña fortuna del fundador y director del diario.

Estos hechos afectaron profundamente a Spíndola y, quizá para evitar problemas, decidió vender el edificio aún en construcción, aunque en noviembre de 1911 instalaría sus oficinas cerca de allí y al año siguiente renunciaría a la dirección de El Imparcial. El inmueble se terminó de construir a mediados de 1910 y el arquitecto Clark Spencer Berry, de origen estadounidense, lo compró y puso a su esposa Josefina Mestres como propietaria y administradora del edificio.

Inmediatamente, Berry puso a la renta espacios para oficinas y departamentos y el edificio abrió sus puertas por primera vez –curiosamente– el 19 de septiembre de ese 1910. Sin embargo, se seguía aludiendo al inmueble como el nuevo edificio de El Imparcial y en las gruesas puertas de hierro de la fachada aún figuraban unas grandes letras “I”, en alusión al periódico que pretendía alojarse en el inmueble.

Ese fue el inicio de una larga historia del edificio que pronto sería uno de los más importantes de la Ciudad de México y del país entero.

El Hotel Berry y la Revolución

Ya en pleno periodo revolucionario, a veces la gente confundía el edificio con el del periódico de Reyes Spíndola, lo que provocaba el enojo de los simpatizantes del movimiento liderado por Francisco I. Madero, pues evocaba a un aliado del antiguo régimen porfirista. En unos meses, el inmueble sufrió ataques y hasta un intento de incendio. La Familia Berry, cansada de la situación, optó por rebautizar al edificio con el nombre de “Berry’s”.

Durante algún tiempo, albergó oficinas y departamentos bajo el nombre de Edificio Berry’s. En el primer piso estuvo un local de joyería, abrigos y corsés para las damas. En otro, un consultorio médico y un despacho de abogados. Para mediados de 1911, debido a la baja de demanda de renta, la señora Berry decidió transformarlo en un hotel con setenta habitaciones.

Transformado en Hotel Berry, se publicitaba como uno de los más lujosos y modernos de México. Se desconoce la fecha de su reinauguración, pero los periódicos relataban que era uno de los más buscados de la ciudad porque ofrecía un plan económico a los visitantes nacionales y extranjeros que llegaban a la gran capital. Contaba con dos elevadores, uno de pasajeros y otro de servicio, restaurante y roof garden en la azotea con vista panorámica de la ciudad. La señora Berry ofrecía banquetes para acontecimientos especiales, como la visita de alguien importante, fiestas, cumpleaños, bailes o Navidad.

Aunque fue un éxito, en poco tiempo las cosas se pusieron difíciles para la familia Berry, en buena parte debido a la inestabilidad provocada por los movimientos armados contra el gobierno maderista, lo que ponía nerviosa a parte de la colonia estadounidense asentada en la Ciudad de México, los Berry entre ellos. El hotel fue vendido a finales de diciembre de 1912 a don Eduardo M. González (o E. P. González, según un anuncio). La familia Berry se mudó a Tampico y poco después a Estados Unidos.

Durante la Decena Trágica de febrero de 1913, el Hotel Berry se vio en serios problemas debido a su cercanía con la avenida Balderas, uno de los principales escenarios de los combates entre el gobierno de Madero y las tropas golpistas, y la cual sufrió severos daños en esos días. De hecho, un huésped estadounidense del Berry, por curioso, fue herido por una bala en el hombro.

Hotel Ritz

El edificio tuvo que ser remodelado por completo porque las balas y proyectiles dañaron algunas partes de la fachada. Después de ello, cambió de nombre. Para abril de 1913 resurgió como Hotel Ritz y se anunció que había cambiado de propietario y de administración.

Durante ese año, en los periódicos se anunciaba como “Hotel lujoso y a prueba de incendios y terremotos”. Ofrecía el plan europeo y restaurante en la azotea, habitaciones con o sin baño con un precio que variaba de los dos a los ocho pesos por día. Seguía contando con setenta habitaciones en cinco pisos decorados al estilo victoriano.

Pese a la guerra revolucionaria, todo marchaba muy bien para el Ritz. Cuando las tropas de uno u otro bando llegaban a la ciudad, regularmente desfilaban por Paseo de la Reforma y luego hacia avenida Juárez para llegar a Palacio Nacional, por lo que era casi seguro que pasaran delante del hotel.

Sin embargo, en diciembre de 1915, el Hotel Ritz fue confiscado, por aún creerse que su dueño era el porfirista Reyes Spíndola, y pasó a ser propiedad del gobierno de la Ciudad de México, mientras el antiguo propietario, Eduardo M. González, quedó a cargo de la administración por medio año más. En diciembre de 1916 se decidió ponerlo en venta, según los anuncios en los periódicos mediante los que se buscaba un comprador interesado.

Nace el Regis

Al iniciar el año de 1917, el Hotel Ritz fue comprado por don Rodolfo Montes, representante de la compañía petrolera El Águila y quien antes había adquirido los hoteles St. Francis y Ansonia, junto con otros edificios aledaños al inmueble de Juárez 77. La propuesta de Montes era ampliar el Ritz, mejorar los servicios, cambiar mobiliario, remodelar las habitaciones, lobby, restaurante y cocina, contratar personal y cambiar el nombre del hotel por el de Regis.

El Hotel Regis fue inaugurado el 15 de agosto de 1918. La fachada quedó igual, mientras que los interiores, tanto el vestíbulo como las habitaciones, fueron decorados al estilo de los hoteles del sur de Estados Unidos.

 

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