La mancuerna María Félix-Pedro Infante encontró en este icónico filme dirigido por Ismael Rodríguez la ocasión para hacer con sus entrañables habilidades histriónicas un exacerbado guiño al indigenismo aleccionador de mediados del siglo pasado.
Dirigido por Luis Buñuel, quien reunió el talento de José Revueltas y Juan de la Cabada en el guion, este filme recrea la entrañable capital mexicana de mediados del siglo XX.
En una época en la que se explotaba con gran éxito comercial a los íconos y símbolos de lo mexicano en la industria del entretenimiento, Zacarías Gómez dirige al Gallo Giro y a Andrés Soler en esta historia basada en el legendario corrido de la Alvírez.
Protagonizada magistralmente por un Arturo de Córdova en la cima de su carrera y por la española Amparo Rivelles, esta cinta de humor negro pertenece al final de la década de oro del cine mexicano y es considerada una de las mejores de la filmografía nacional
Dirigida por Luis Buñuel, esta cinta recrea algunas de las fascinantes tradiciones de la costa guerrerense, expresadas por un puñado de sus pobladores durante un viaje en autobús, donde comparten sus entrañables historias.
Esta premiada cinta nos entrega un sensible relato sobre el fenómeno social de las migraciones mexicanas a Estados Unidos, en las que persiste la esperanza a pesar de lo difícil que puede resultar el cruce de un país a otro.
Con esta cinta estelarizada por Charito Granados, Evangelinda Elizondo y Lalo Fajardo, el cine nacional salía de la ciudad para relatar a su público sentidas historias ambientadas en los despoblados ambientes campiranos de imponente fuerza natural.
Con la actuación de Tin Tan y las jóvenes Sonia Furió e Irma Dorantes, esta cinta refleja el impulso turístico dado al puerto de Acapulco, al entretenimiento popular y a un tipo de cine abocado a consumar la alegría de los espectadores.
Con las actuaciones del consolidado Arturo de Córdova y unas jóvenes Marga López y Elsa Aguirre, esta cinta emuló las grandes producciones del film noir estadounidense de mediados del siglo XX
El cine mexicano popularizó las películas de charros y rumberas que dominaron la taquilla a mediados del siglo XX. Fueron raras las ocasiones en que dos géneros se unían para el regocijo de todos, como en las comedias rancheras. Pero ¿qué sucedería al combinar más de dos géneros y darles un giro inesperado a los personajes típicos? Solo una persona logró esa titánica tarea: el gallego Juan Rogelio García García, mejor conocido por su nombre artístico de Juan Orol.
El ambiente de la estación de trenes capitalina de Buenavista, cuya perfecta simetría se mezcla esta vez con un frío y desolador ambiente, recibe a la bella Luisa, que por la expresión de su seño parece tener más miedo que ganas de abrazarse a la esperanza de una vida próspera. Y así, con el rechinar de las ruedas en sintonía con sus sigilosos pasos, la pueblerina pasa sus primeros instantes en la capital de aquel México de los años sesenta que ya crecía exponencialmente...
Con Pardavé como protagonista y director, esta comedia devela algunas prácticas que se volvieron costumbre y determinaron el estereotipo del libanés avecindado en México: el amor incondicional a la tierra ajena, gran pericia para el comercio y un significativo éxito económico.