Una de las celebraciones más importantes y con mayor tradición en México es el Día de Muertos, por ello en Relatos e Historias en México quisimos compartirles el cortometraje “Hasta los Huesos”, una joya de la animación hecha en México con ilustraciones basadas en los grabados de José Guadalupe Posada, que retrata los primeros momentos de una persona que acaba de morir y se resiste a permanecer en el mundo de los muertos y las calaveras, hasta que se topa con la seductora y elegante Catrina que, finalmente, lo convence de quedarse entre ellos. También vean el video con las Calaveras locas y chifladas tocando en una orquesta.
En medio del ritual de Día de Muertos, que desde entonces incluía acudir a los panteones a recordar al difunto, en 1897 el caricaturista Eugenio Olvera Medina (1866-1934) publicó este cartón que muestra a dos mujeres, de distintas clases sociales, en esa fecha en el cementerio.
Cuando llegaron los sesenta, la mayoría de la gente optaba por mostrar el pelo. Muchas figuras de México y el mundo imponían las modas que los demás imitaban, ¡y ya no había más sombrero coronando sus cabezas! Influyeron tal vez desde la apabullante preferencia por el automóvil cerrado, hasta el uso de la vaselina para engomar el cabello.
Obra inaugural de la llamada “añoranza porfiriana”, esta cinta evoca las costumbres sociales de aquella clase alta, a la vez que rinde un homenaje a su tradición musical.
El novelista de médula republicana que fue Blasco Ibáñez cuenta: “Cuando salí de la República [mexicana], a principios de mayo, el presidente Carranza era ya un vencido y preparaba su retirada a Veracruz. Al llegar a Nueva York, supe que había escapado… y que andaba vagando en las montañas con unos cuantos fieles”.
Tennessee Williams y Seki Sano en el teatro mexicano
Voces. Cuchicheos. Rumores. Así inició la leyenda en el seno del medio actoral mexicano de la década de 1930. Se corría la voz de que un extraño japonés impartía clases en un galerón del tercer piso del Palacio de Bellas Artes. Los incrédulos asistían para comprobarlo. Forrado en un oscuro traje, cojo de una pierna, lento y puntual. Detrás los negros anteojos de pasta, unos ojos rasgados y un rostro bilioso, proclive a la explosión. Mordisqueaba un pipa eternamente humeante.
Tennessee Williams y Seki Sano en el teatro mexicano
Es 1940, el compositor y escritor norteamericano Paul Bowles lleva dos años en nuestro país. Vive en Acapulco. Había venido a México buscando al enorme Silvestre Revueltas, por recomendación del compositor Aaron Copland. Por su parte, Tennessee había regresado a México con la idea de establecerse temporalmente aquí, “para retirarse del comercialismo de Broadway” y consagrarse al trabajo de algunos proyectos escriturales. Sabiendo esto, Bowles lo invitó a su casa en el puerto guerrerense.
En octubre de 1749 se refunda la misión de Nuestra Señora del Espíritu Santo de Zúñiga, y poco tiempo después se establece un presidio y guarnición militar, siendo este su último movimiento geográfico y donde permanece hasta nuestros días. Para 1758 ya era un asentamiento permanente y las poblaciones regionales de indios aranamas, piguique, manos de perro, tamique, tawakoni y tonkawa fueron parte de la conversión feligresa de los misioneros.
En 1722 se establece la misión de Nuestra Señora del Espíritu Santo de Zúñiga, en la bahía de Matagorda, en lo que ahora es la costa de Texas. Este bastión se concibió como un “punto de anclaje”, el cual serviría para que posteriormente se desarrollaran otros asentamientos novohispanos en la región y de esta forma se detuviera el avance francés.
El Virreinato de la Nueva España no solo fue un destacado periodo de la historia de nuestro país, sino también un referente social y cultural sin precedentes que definió el curso de nuestro pasado y también el de nuestro porvenir.
El Zarco era el líder de una banda criminal que se denominaba así misma “Los Plateados”, unos “bandidos que hacían ostentación exagerada de adornos de plata en sus vestidos y especialmente en sus sombreros