“Quería crear una técnica mexicana. […] Una danza de esencia mexicana y de alcance universal”, afirmó Waldeen. El proyecto llamó la atención del entonces titular del Departamento de Bellas Artes, Celestino Gorostiza, quien la invitó a fundar el Ballet de Bellas Artes.
El poeta y dramaturgo español José Zorrilla fue contratado por Maximiliano I para echar a andar una escuela nacional de teatro, la cual no fructificaría debido a la caída del Imperio en 1867. Zorrilla es el autor de una de las obras hispanas más representadas desde el siglo XIX: Don Juan Tenorio, de la cual se montó una función en honor a la emperatriz Carlota en 1865.
Soledad Cordero fue una gran actriz mexicana de mediados del siglo XIX, aunque las guerras y conflictos, así como la inestabilidad del país, afectaron su desarrollo artístico. Su brillante trayectoria acabó con su muerte en 1847, cuando apenas tenía 31 años.
Juárez es representado frente a una ruleta en la que gira la silla presidencial, que se disputa con dos, hasta entonces, colegas liberales: Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada. La nueva reelección de Juárez generaría una división dentro de ese grupo y, a su vez, la rebelión de la Noria, que encabezó Díaz.
Reseña del libro Historiar las catástrofes. Autores: María Dolores Lorenzo, Miguel Rodríguez y David Marcilhacy (coords. e introd.). México, IIH / Sorbonne Université, 2019, 384 p. Descarga gratis: https://cutt.ly/cfkLRpU
Reseña del libro El culto a Juárez. La construcción retórica del héroe (1872-1976). Autora: Rebeca Villalobos Álvarez. México, UNAM-Grano de Sal, 2020, 337 p. Precio: 356.00 pesos.
Reseña del libro La ciudad barroca. Historia de la vida cotidiana en México, vol. II. Autor: Antonio Rubial (coord.). México, El Colegio de México / FCE, 2004, 611 p. Precio: 335 pesos.
Llegó el tiempo del general Lázaro Cárdenas, y con él la decisión de hacer cumplir la promesa de repartir las propiedades de las haciendas. Manuela trató de sobrellevar las presiones, combinando decisiones firmes con actitudes condescendientes hacia los agraristas de don Lázaro, pero todo fue inútil.
Aunque Isidro se declaró gente de paz, no se detuvo el acoso de los carranclanes que, aprovechando la coincidencia de los apellidos, lo declararon pariente del general villista Toribio Ortega. Con la acusación, la sentencia había sido dictada… En la carreta, Isidro colocó su tristeza entre los pocos trastos y algunas ropas hechas garras, bien acomodadas para que no se maltrataran. Con su mujer María de los Ángeles, acompañados por Severa y Guillermo, tomaron el camino del exilio, con los derrotados, los despojados. Así, se sumaron a la diáspora mestiza de desplazados por la Revolución.
Para las últimas décadas del siglo XIX, el país se solazaba con la paz porfiriana y el progreso montado en los rieles del tren. Por esa época llegó al norte de Zacatecas un viento cargado de heladas y sequías. Su estela dividió familias, salpicó de viruela a unos, mató de tifo a varios y ahuyentó a los demás.