Entre el cine de vaqueros y justicieros enmascarados
No es casual que la llegada de este subgénero ranchero coincidiera con otro aún más popular, repetitivo, previsible y paupérrimo, pero con una enorme carga de delirio: el cine de luchadores.
Los jesuitas establecieron en la calle de Tacuba un noviciado llamado en principio de Santa Ana y desde 1676 de San Andrés, el cual se convirtió con el tiempo en un colegio jesuita.