El expresidente Luis Echeverría asistió al funeral de Díaz Ordaz, en julio de 1979, pero todos sabían que durante su gobierno trató de zafarse de su responsabilidad, como secretario de Gobernación y encargado de la seguridad nacional, de la represión en el 68.
Gustavo Díaz Ordaz llegó al poder con el 89% de la votación. Para 1964 el Estado revolucionario había consolidado su poder y no tenía enfrente ningún otro grupo o movimiento realmente amenazante.
Desde que dejó la presidencia dijo que tenía que escribir sus memorias. Necesitaba dejar su versión de todo lo ocurrido durante su mandato y especialmente en 1968. Sin embargo, lo fue postergando hasta que diez años más tarde la cercanía de la muerte lo obligó a sentarse a trabajar.
Díaz Ordaz estaba convencido de que los enemigos internos y externos querían destruir el país y no quedaba otra alternativa que salvarlo a cualquier costo. Era una paranoia desarrollada en la Guerra Fría contra el comunismo, aunque muchos partidos bajo esa sigla buscaran solamente mejoras salariales, seguridad social y educación igualitaria.
El jueves 10 de junio de 1971 una manifestación pacífica fue atacada por un grupo paramilitar por el rumbo de San Cosme, en Ciudad de México, que dejó decenas de muertos y heridos.
¿Qué música escuchaban los jóvenes estudiantes del 68?
No se pierdan nuestro playlist con el soundtrack más representativo a nivel mundial del año 1968. La década de los 60 trajo consigo una revolución en las ideas, conceptos y estructuras, así como en la industria de la música. Los artistas expresaban sus inconformidades, deseos, anhelos y todo aquello que sentían propio culturalmente, convirtiéndose en estandartes de una revuelta sin armas que invadía los oídos de todo el mundo.
Para nacer hay que romper un mundo, decía Hermann Hesse. El movimiento estudiantil rompió el cascarón del viejo mundo de la posguerra, el mundo heredado de sus padres. ¿Cómo fue que aquellos estudiantes se atrevieron a enfrentar al régimen de partido de Estado que existía en México, tan autoritario y represivo como el de la URSS y tan anticomunista como el de Estados Unidos? ¿Cómo fue que se atrevieron a desafiar la autoridad patriarcal que cohesionaba a las familias y a la sociedad? Con el tiempo, aquel ímpetu libertario se socializó hasta volverse trivial. Hoy parece nimio, pero la imperfecta libertad que vivimos fue una gran conquista, además de muy cara. Antes no era imperfecta, simplemente no existía.
El 26 de julio de 1968 numerosos politécnicos y universitarios se dirigieron a la Plaza de la Constitución para protestar contra las agresiones a los estudiantes ocurridas unos días antes. Nunca llegaron al Zócalo, pues fueron frenados por la policía que los reprimió y persiguió por las calles del Centro Histórico.
Tras cada protesta estudiantil, siguió la represión de las autoridades. Entre el verano y otoño de 1968 transcurrieron los meses más crudos en Ciudad de México, acallados finalmente el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.