El 21 de agosto de este año un eclipse total de Sol cruzará Estados Unidos de costa a costa. Un evento así no se había presentado desde 1918, pues regularmente estos fenómenos solo se pueden ver en zonas limitadas, lugares remotos y por pocas personas. Sin embargo, este producirá una sombra de aproximadamente 110 kilómetros de ancho, desde Oregón, en el noroeste del país, hasta Carolina del Sur, en el extremo este, por lo que atravesará más de diez estados en las casi dos horas que durará.
Villa fue asesinado en Parral el 20 de julio de 1923. No hay evidencia de que se haya tratado de un “crimen de Estado”; más bien, la emboscada, preparada con precisión cuando había dejado atrás sus precauciones, fue organizada por gente que había sido agraviada por él.
Al mismo tiempo que los villistas sufrían grandes deserciones y se achicaban en el territorio, los constitucionalistas expandían su acción política y militar a todo el país. Para reducir el apoyo social a los convencionistas, Carranza decretó leyes agrarias y pactó con la anarquista Casa del Obrero Mundial. Con las derrotas, la antes poderosa División del Norte comenzó su disolución por la deserción de sus integrantes. Comenzaron los años de Villa como azote del pueblo, cuyos ataques se centraron en pequeñas comunidades de rancheros, al grado de que estos tuvieron que organizarse en “defensas sociales”.
Entre octubre y noviembre de 1914, la Convención se declaró “Soberana” y desconoció a Carranza como jefe de la revolución. En contraparte, Villa fue nombrado comandante de las fuerzas convencionistas. Los poderosos ejércitos constitucionalista y convencionista se enfrentaron a lo largo de 1915 en la fase más cruenta de la Revolución. La División del Norte fue derrotada de manera total e irreversible por Álvaro Obregón. Villa perdió toda capacidad de recuperar su liderazgo popular y sus alianzas.
En pocos meses, Villa dominó por completo el estado de Chihuahua e instaló su gobierno a finales de 1913. Como mandatario, decretó la confiscación de grandes haciendas (que no fueron repartidas, como hizo Zapata) y subsidió la carne para venderla a bajo precio. Fue su etapa como “revolucionario del pueblo”. A principios de 1914 Villa encargó la gubernatura de Chihuahua a Manuel Chao y a su secretario de gobierno, Manuel Terrazas, para marchar con la División del Norte a Ojinaga. Tomó Torreón y luego Zacatecas, con lo que dio un duro golpe al ejército de Huerta.
En Chihuahua y Durango no surgió un ejército por instrucciones de Carranza, sino por una alianza de diferentes caudillos rebeldes, quienes designaron a Villa como comandante de esa fuerza popular. En septiembre de 1913 nació la célebre División del Norte que, en pocos meses, llegó a contar con más de 25,000 hombres.
A cien años del asesinato de Pancho Villa, su figura sigue despertando polémicas, en general con dos posturas historiográficas contrastantes: quienes sostienen que fue un revolucionario integérrimo y quienes afirman que fue un personaje execrable. Para entenderlo se requiere más historia y menos leyenda, más acercamiento biográfico a su trayectoria de vida, para encontrar que en unos momentos fue un importante revolucionario del pueblo y, en otros, fue un hombre violento, autoritario e intolerante, azote de pueblos de Chihuahua. Para entenderlo debe evitarse la versión maniquea: revolucionario o bandido, y apegarse a una versión comprensiva: Villa fue revolucionario y bandido.
En julio de 1968 los estudiantes se atrevieron a enfrentar al régimen de partido de Estado que existía en México, tan autoritario y represivo como el de la URSS y tan anticomunista como el de Estados Unidos. También, ese movimiento se atrevió a desafiar la autoridad patriarcal que cohesionaba a las familias y a la sociedad, en una fiesta de libertad, protesta y solidaridad colectiva, que terminó en octubre ahogada en sangre.
El expresidente Luis Echeverría asistió al funeral de Díaz Ordaz, en julio de 1979, pero todos sabían que durante su gobierno trató de zafarse de su responsabilidad, como secretario de Gobernación y encargado de la seguridad nacional, de la represión en el 68.
Gustavo Díaz Ordaz llegó al poder con el 89% de la votación. Para 1964 el Estado revolucionario había consolidado su poder y no tenía enfrente ningún otro grupo o movimiento realmente amenazante.
Desde que dejó la presidencia dijo que tenía que escribir sus memorias. Necesitaba dejar su versión de todo lo ocurrido durante su mandato y especialmente en 1968. Sin embargo, lo fue postergando hasta que diez años más tarde la cercanía de la muerte lo obligó a sentarse a trabajar.