Díaz Ordaz estaba convencido de que los enemigos internos y externos querían destruir el país y no quedaba otra alternativa que salvarlo a cualquier costo. Era una paranoia desarrollada en la Guerra Fría contra el comunismo, aunque muchos partidos bajo esa sigla buscaran solamente mejoras salariales, seguridad social y educación igualitaria.
El jueves 10 de junio de 1971 una manifestación pacífica fue atacada por un grupo paramilitar por el rumbo de San Cosme, en Ciudad de México, que dejó decenas de muertos y heridos.
¿Qué música escuchaban los jóvenes estudiantes del 68?
No se pierdan nuestro playlist con el soundtrack más representativo a nivel mundial del año 1968. La década de los 60 trajo consigo una revolución en las ideas, conceptos y estructuras, así como en la industria de la música. Los artistas expresaban sus inconformidades, deseos, anhelos y todo aquello que sentían propio culturalmente, convirtiéndose en estandartes de una revuelta sin armas que invadía los oídos de todo el mundo.
Para nacer hay que romper un mundo, decía Hermann Hesse. El movimiento estudiantil rompió el cascarón del viejo mundo de la posguerra, el mundo heredado de sus padres. ¿Cómo fue que aquellos estudiantes se atrevieron a enfrentar al régimen de partido de Estado que existía en México, tan autoritario y represivo como el de la URSS y tan anticomunista como el de Estados Unidos? ¿Cómo fue que se atrevieron a desafiar la autoridad patriarcal que cohesionaba a las familias y a la sociedad? Con el tiempo, aquel ímpetu libertario se socializó hasta volverse trivial. Hoy parece nimio, pero la imperfecta libertad que vivimos fue una gran conquista, además de muy cara. Antes no era imperfecta, simplemente no existía.
El 26 de julio de 1968 numerosos politécnicos y universitarios se dirigieron a la Plaza de la Constitución para protestar contra las agresiones a los estudiantes ocurridas unos días antes. Nunca llegaron al Zócalo, pues fueron frenados por la policía que los reprimió y persiguió por las calles del Centro Histórico.
Tras cada protesta estudiantil, siguió la represión de las autoridades. Entre el verano y otoño de 1968 transcurrieron los meses más crudos en Ciudad de México, acallados finalmente el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
“Toma el mundo en un abrazo de amor” resonó con fuerza en las radios de América y Europa a partir del verano de 1968, un momento cumbre en la oleada de paz, amor y esperanza que inyectó la idea un mundo mejor en millones de consciencias juveniles alrededor del mundo, las cuales incluso desafiaron a sus gobiernos. El verso era parte de Born to Be Wild, canción de la banda californiana Steppenwolf que se convertiría en un himno de su generación.
¿En qué contexto económico se desarrolló el Movimiento estudiantil? Hasta 1968 la economía se había portado bien. Bien en términos de crecimiento medido por el Producto Interno Bruto, bien en términos de estabilidad. Y si en el México de entonces no había inflación, tampoco había devaluaciones. Los dólares de a 12.50 pesos nos acompañaron a lo largo de veinte años y las tasas de interés eran un dato más de un entorno macroeconómico por demás sólido. Incluso en términos de distribución, la economía tenía buenos resultados. El poder adquisitivo de los salarios crecía y el gasto social per cápita hacía lo propio.
Crónica de la represión a estudiantes en Nuevo León en 1934
Treinta y cuatro años antes del 68, un movimiento estudiantil en la Universidad de Nuevo León también terminó reprimido a balazos. En su desarrollo, el gobernador Pablo Quiroga y el general Plutarco Elías Calles hicieron correr el rumor de que detrás de los jóvenes estaban “los judíos capitalistas, el clero y la reacción”. En realidad, habían sido apoyados por los sindicatos comunistas contra la “educación socialista” y la imposición de un rector, cuando el presidente electo era Lázaro Cárdenas.