El niño árabe que después sería llamado Estebanico fue esclavizado en el norte de África y llevado a Europa. En 1527 salió de España en la expedición de Pánfilo de Narváez, quien, a bordo de cinco naves, pretendía conquistar territorios ignotos en la Florida. De los cerca de trescientos hombres que pisaron tierra firme en América, solo cuatro sobrevivieron a la increíble travesía de tantos años a pie para llegar a las costas del Pacífico. Conocemos el relato de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, pero no el de Estebanico, quien se adaptó y comprendió distintos mundos lingüísticos y religiosos para convertirse en un hombre libre. Finalmente, en 1536 los sobrevivientes llegaron a la Ciudad de México, la tierra de cristianos donde Estebanico regresó a su condición de esclavo.
Desde África hasta América
“Estebanico era un moro alárabe de Azamor”. Esta es la única noticia que nos ha dejado la narración de la vida de un esclavo, de quien ignoramos hasta su nombre musulmán. Su ciudad natal, Azamor, era un puerto islámico que a lo largo del siglo XV gozó de gran autonomía, aunque bajo la dependencia del sultán de Fez, en el actual Marruecos. En 1486 Juan II de Portugal lo conquistó y sus habitantes se convirtieron en vasallos y tributarios de este reino.
Azamor era un punto clave en el Norte de África, donde el tráfico de esclavos era un lucrativo negocio para los tratantes portugueses. La expansión en la costa atlántica africana llevaría a Portugal hacia el océano Índico, donde sus factorías en la India y en China lo convertirían en la primera potencia marítima mundial. A la muerte de Juan II en 1495, el trono pasó a su primo y cuñado Manuel I, quien impuso a Azamor un abusivo tributo anual.
En 1513 el gobernador de la ciudad islámica se negó a pagar lo pactado y organizó la resistencia con un pequeño ejército. Ante tal rebelión, el rey Manuel envió barcos y soldados que reconquistaron la ciudad sin encontrar resistencia por parte de los habitantes. Por esas fechas debió nacer Yusuf, Mohamed o Ali, un niño de origen bereber, educado en la fe islámica y comprado como esclavo por los portugueses en la pubertad. El diminutivo “Estebanico”, usado en las fuentes españolas para nombrarlo, nos hace suponer que era un niño al arribar a Europa.
Ignoramos cuándo llegó a Sevilla, y lo más probable es que viniera de Lisboa, en donde pudo estar alrededor de 1520, durante una gran hambruna en el norte de África, la cual obligó a muchas familias bereberes a vender a sus hijos como esclavos a los tratantes portugueses. Por entonces debió ser bautizado con el nombre del mártir cristiano san Esteban y fue instruido de manera muy superficial en la fe impuesta. Muy pronto comprendió que, para ser aceptado, debía santiguarse frente a las iglesias, arrodillarse ante las imágenes y no mostrar en público gestos que pudieran delatar su fe islámica, como rezar hacia la Meca.
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