De origen zapoteca, con mirada fuerte y alma festiva, ellas son las protagonistas del istmo de Tehuantepec. Tehuana, didjazá, “paisana” e istmeña son sinónimos para identificar a la oriunda de la región. Desde el siglo XIX, viajeros y artistas mostraron enorme interés por estas mujeres; se sorprendieron con su belleza y vestimenta, pero en especial por el comportamiento igualitario ante los hombres, a diferencia de otros grupos indígenas.
Era 1924 y, aunque el delito de violación estaba tipificado en el Código Penal, los casos que llegaban a juzgarse eran muy pocos. Para agregarle fuego al asunto, si el hombre aceptaba casarse con la ofendida, el ultraje quedaba saldado.
Los doctores apuntaron en el dictamen, también entregado a la prensa, que Carmen presentaba signos de “atraso” psíquico ligero y poco “desarrollo moral”. “Por atrasados –escribieron los médicos–, se entiende a los individuos que pertenecen a las categorías de idiotas.
El proceso contra Carmen Barba fue muy seguido por la prensa, tanto por involucrar a un juez como por el interés que despertaba en la sociedad un caso de esa naturaleza
El caso de la violación de Carmen Barba también cobró notoriedad debido a las irregularidades que se presentaron, como la desaparición de testigos, los sobornos de parte del juez acusado y la falsedad de declaraciones.
Al acercarse la sucesión presidencial de 1910, que desde un año antes había incendiado al país, los redactores de El Diario del Hogar dejaron de lado los asuntos políticos y en las páginas de su periódico escribieron sobre la fuente inagotable de toda inspiración: la mujer.
En este cartón, Jesús Alamilla muestra cómo el presidente Sebastián Lerdo de Tejada (1872-1876) tiene bajo su control a un grupo de mujeres que representan a la prensa subsidiada, justificándose con unos versos referidos a que los mormones dicen que pueden tener a todas las mujeres que alcancen a mantener.
Su polémica visión de la Conquista y la Independencia
El maestro Vasconcelos siempre se mantuvo atento a explorar las contradicciones de la historia de México; entre su verdad y la de los demás, intercalaba el espíritu de sus convicciones. Por eso, a pesar de que ya no está entre nosotros, su pensamiento y su vida nos siguen provocando.