El 12 de diciembre de 1531, según los relatos tradicionales, la Virgen María se apareció al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac y le mandó que le dijese al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, que le erigiera un templo. El obispo le pidió a Juan Diego que le llevara una prueba. La Virgen, en una segunda aparición, le ordenó que cortara flores del lugar y las llevara el prelado, ambos se admiraron de que, al abrir la capa en las que la llevaba envueltas, milagrosamente apareciese una imagen que desde entonces se venera con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.
“Arderá en el infierno”, seguramente pensó más de un miembro del clero mexicano, luego de escuchar el sermón que con motivo del día de la Virgen de Guadalupe, presentó fray Servando Teresa de Mier el 12 de diciembre de 1794 en la Colegiata de Guadalupe.
La arquitectura de Francisco Antonio de Guerrero y Torres en la Iglesia del Pocito
Una joya arquitectónica del barroco novohispano y emblema del trabajo de Francisco Antonio de Guerrero y Torres, fue la Iglesia del Pocito concluida en la última década del siglo XVIII. Actualmente, se ubica en el norte de la Ciudad de México, al pie del cerro del Tepeyac y al noreste de la actual Basílica de Guadalupe.
El acontecimiento que el Zodiaco Mariano representa es la “Proclamación Pontificia del Patronato de la Virgen de Guadalupe sobre el Reyno de la Nueva España” por el papa Benedicto XIV, en 1754, como resultado de las gestiones de la Compañía de Jesús, cuyos miembros por este medio hacían una demostración de la importancia que dentro del criollismo novohispano tenía ya el culto a la Virgen de Guadalupe.
Presencia en Nueva España de un emblema del pueblo vasco
En el bellísimo Colegio de Vizcaínas de la Ciudad de México se resguarda un importante acervo histórico y artístico, en el cual podemos encontrar gran cantidad de interesantes obras de tipo religioso que provienen de la suprimida cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, de los colegios de niñas de San Miguel de Belén y de Nuestra Señora de la Caridad.
Es común que las guerras civiles enfrenten entre sí a amigos, familiares y hermanos, incluso que padres e hijos lleguen a encontrarse en bando opuestos, a fin de cuentas eso es lo que caracteriza a la guerras civiles: habitantes de un mismo pueblo peleando unos contra otros en aras de sus ideas. Pero la guerra de Independencia de México enfrentó a dos oponentes singulares, no portaban armas, pero inflaron más pasiones que la mejor arenga de los generales. De 1810 a 1821 estuvieron en guerra la Virgen de Guadalupe con la Virgen de los Remedios.
Historia de la presencia y milagros de la santa imagen de Nuestra Señora de los Remedios, la cual llegó a ser, en un tiempo, más venerada y celebrada que la Virgen de Guadalupe en las fiestas patronales de la época virreinal.
Entre la obra de Cabrera, uno de los mayores exponentes de la pintura barroca en Nueva España, destacan sus representaciones de la Virgen de Guadalupe y de Sor Juana.