La canción que popularmente acostumbramos entonar con ánimo celebratorio y cariñoso a los que cumplen años o celebran su onomástico, es una verdadera reliquia musical.
Los jesuitas establecieron en la calle de Tacuba un noviciado llamado en principio de Santa Ana y desde 1676 de San Andrés, el cual se convirtió con el tiempo en un colegio jesuita.