Historia de la Religión

  • El Santo Niño de la Guardia y otros falsos martirios infantiles

    El Santo Niño de la Guardia y otros falsos martirios infantiles

    Antonio Rubial García

    A partir de las Cruzadas medievales, las historias sobre el robo de niños a manos de judíos se extendieron por Europa con el fin de fomentar el odio contra estos.

  • Dionisio, el santo sin cabeza

    Dionisio, el santo sin cabeza

    Antonio Rubial García

    El obispo Dionisius inició la evangelización de los galos y, después de fundar muchas iglesias y bautizar a miles de paganos, fue apresado por el gobernador romano de Lutecia, la actual París, y sentenciado a muerte, al igual que sus compañeros Rusticus y Eleuterius.

  • El insólito caso del Colegio de la Santa Cruz en el siglo XVII

    El insólito caso del Colegio de la Santa Cruz en el siglo XVII

    Antonio Rubial García

    En el Colegio de la Santa Cruz del siglo XVII, las prácticas religiosas incluían rituales penitenciales. Como prácticas ejemplares, los frailes de la Santa Cruz llegaban a portar cruces, sogas y coronas de espinas; incluso, hacían que les dieran bofetadas, les tiraran de las cuerdas y los pisotearan, intentando vivir en carne propia el suplicio de Cristo.

  • El encuentro con las monjas desterradas

    El encuentro con las monjas desterradas

    Apuntes de Ignacio Martínez

    Ignacio Martínez

    El médico y general Ignacio Martínez escribió un par de obras sobre sus viajes al extranjero.

  • Las monjas desterradas A Pekín

    Las monjas desterradas A Pekín

    Las Hermanas de la Caridad que salieron del país en 1874

    Adrián Tolentino

    Si bien las Hermanas de la Caridad tuvieron protección por un tiempo debido a su origen francés, para la década de 1870 tuvieron que salir de México.

  • Santa Liberata, una premonición medieval de la liberación femenina

    Santa Liberata, una premonición medieval de la liberación femenina

    Antonio Rubial García

    Un día, en los últimos años del siglo XIII, unos mercaderes de Gante llegaron a comerciar a Lucca, una ciudad marítima italiana a orillas del mar Tirreno. Recién llegados, y como era costumbre, los comerciantes locales llevaron a los fuereños al templo del Santo Rostro, donde se veneraba una imagen bizantina de Cristo en la cruz. La escultura portaba en la cabeza una corona dorada y llevaba el cuerpo cubierto por un gran faldón.  

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