Cuando llegó Juan de Grijalva a la aldea de Centla, Tabscoob lo recibió con un sorprendente regalo: un coselete o pectoral traído a propósito, más “brazaletes, borceguíes hasta media pierna, con adornos de oro” y una suerte de corona. Las tres piezas, cubiertas de hojas de oro muy sutiles.