La expedición de Grijalva en el reino de Centla

Luis Barjau

Cuando llegó Juan de Grijalva a la aldea de Centla, Tabscoob lo recibió con un sorprendente regalo: un coselete o pectoral traído a propósito, más “brazaletes, borceguíes hasta media pierna, con adornos de oro” y una suerte de corona. Las tres piezas, cubiertas de hojas de oro muy sutiles.

 

El coselete, que los españoles usaban de hierro, era de oro, que los visitantes ambicionaban. Este curioso regalo aportaba un dato importante: si en Centla no existían filones del metal, sus habitantes, que lo importaban de otros reinos, sabían fundirlo y modularlo para confeccionar prendas y adornos. El cacique del lugar, o ironizaba o bien fantaseaba con un soldado resplandeciente. Con todo, él mismo regresó a su pueblo disfrazado, porque Grijalva dispuso que lo vistieran con un “jubón de terciopelo verde, calzas rosadas, un sayo, unos alpargates y una gorra de terciopelo”.

Tabscoob le pidió a Grijalva que le devolviese al indio que la armada traía de rehén y, ante la negativa, ofreció darle por él tanto oro como fuese su peso, pero el capitán se negó calculando que su guía era en extremo útil para sus viajes.

El cronista Juan Díaz concluyó en su escrito: “Esta tierra parece ser la mejor que el sol alumbra: Potonchán. […] y si se ha de poblar, es preciso que se haga un pueblo muy principal. […] La gente es muy lucida, que tiene muchos arcos y flechas, y usa espadas y rodelas”. Esta es la descripción más acertada sobre el reino de Centla, que se convirtió en la primera villa española de Mesoamérica nombrada como Santa María de la Victoria.

Allí ocurriría la primera gran batalla de Cortés con los chontales o putunes, que dejó definidos todos los hábitos de guerra que el capitán habría de consumar en lo sucesivo, como si fuera un siniestro molde protocolar. En esa ocasión, se celebró una misa cristiana con todos los arreos propios de una gran iglesia. Apareció la figura de la Malinche, crucial para la comunicación de Cortés con toda Mesoamérica. Allí empezó, por tanto, la conquista de México.

 

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Luis Barjau. Antropólogo y maestro en Etnología; realizó estudios de posgrado en Sociología en la Universitá Degli Studi di Roma, Italia. Ha sido investigador y director de Etnohistoria del INAH. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y autor de numerosos ensayos sobre el México prehispánico, así como de los libros Voluntad e infortunio en la Conquista de México, La conquista de la Malinche y Hernán Cortés y Quetzalcóatl, entre otras obras.

 

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1518. La expedición de Grijalva y su trascendencia para la conquista de México