Libertad de Prensa: treinta años de una lucha que surgió en África

Ricardo Cruz García

La Declaración de Windhoek, que este 2021 cumple tres décadas de vida, fue firmada el 3 de mayo y marcó un antes y un después en la defensa y promoción de la libertad, la independencia y la pluralidad en los medios de comunicación en todo el mundo, incluido México.

 

De Namibia para el mundo

Los orígenes de dicho documento se vinculan con los esfuerzos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés) para promover un encuentro de medios de comunicación de Oriente y Occidente en el contexto de la caída del Muro de Berlín, el ocaso de la Unión Soviética y la etapa final de la Guerra Fría. Ante ello, un diplomático de África reclamó a un representante de la UNESCO: “¿Piensa que la democracia es solo para el Norte? ¿Por qué no organiza una conferencia para los medios africanos?”.

Entonces se decidió que el encuentro se llevaría a cabo en Windhoek con un panel cien por ciento africano y el apoyo de una docena de agencias internacionales, principalmente de periodistas. Así, del 29 de abril al 3 de mayo de 1991 se organizó el seminario “Fomentando una prensa africana independiente y plural”, enfocado en la libertad de expresión y para echar luz sobre las constantes presiones y la violencia a las que se enfrentaban los profesionales de la comunicación que trabajaban en África.

A las conferencias asistieron más de sesenta periodistas de la mayoría de las naciones del continente, desde Argelia, Angola o Botsuana hasta Túnez, Uganda o Zimbabue. Pese a que era un encuentro centrado en la defensa de una prensa libre, algunos representantes de los medios tuvieron dificultades para asistir debido a las presiones del gobierno de sus respectivos países, como los de Camerún y Kenia. Además, varios de ellos relataron las traumáticas experiencias sufridas a causa del ejercicio de su profesión y las diversas formas de censura que enfrentaban, así como los problemas para contrarrestar el monopolio de la información del Estado o crear medios independientes del gobierno en turno.

El seminario terminó el 3 de mayo y fue clausurado con la Declaración de Windhoek, que hacía énfasis en que, “de conformidad con el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos [sobre libertad de opinión y de expresión], el establecimiento, mantenimiento y fortalecimiento de una prensa independiente, pluralista y libre son indispensables para el desarrollo y mantenimiento de la democracia en un país, así como para el desarrollo económico”.

Impacto global

La Declaración de Windhoek, que fue considerada un regalo para la comunidad internacional, dio paso a diversos encuentros regionales, entre ellos uno que implicó a México: el seminario sobre el desarrollo de los medios de comunicación y la democracia en América Latina y el Caribe, llevado a cabo en Santiago de Chile en 1994.

El impacto global del seminario en Namibia también se manifestó, según la propia UNESCO, en el número creciente de países que en los años posteriores han promulgado leyes de libertad de información; el aumento en la aceptación de estándares profesionales y éticos en el periodismo; el florecimiento de organizaciones que defienden la libertad de prensa a nivel local, nacional y mundial, en especial en relación con la protección de la seguridad de los periodistas. Asimismo, la UNESCO adoptó las recomendaciones de la Declaración de Windhoek.

 

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