Ruy López, el maestro ajedrecista

Gerardo Díaz

A pesar de los siglos y las monstruosas mentes que rompen una y otra vez con las estadísticas de lo que significa ser un gran maestro, la Ruy López se sigue practicando como una osada obra maestra y da la impresión de que nunca desaparecerá.

 

Siglos antes de establecerse la ilustrísima maquinaria soviética para producir ajedrecistas, este deporte era practicado por unos cuantos privilegiados que de paso deleitaban a las cortes europeas. La España de Felipe II, en el siglo XVI, se jactaba de tener a uno que además documentó la ciencia de este deporte.

Las condiciones intelectuales de Rodrigo López de Segura lo llevaron más a las disputas teológicas y gramaticales que a las espadachinas o de alcoba. En este sentido, fue bien acogido por la corte de Felipe II, flamantísimo rey de España y Portugal. Sin embargo, esta vida discreta y pacífica estallaba en éxtasis al tocar un tablero de ajedrez.

Su habilidad se expandió más allá de España y allí donde lo llevaran sus deberes sacerdotales le buscaban los jugadores más diestros de la región para que jugara contra ellos. De hecho, el mismo Felipe, practicante y admirador del ajedrez, organizaba torneos con grandes premios que atrajeran a dignos oponentes que pusieran a prueba a su maestro.

El gran virtuosismo de López de Segura para los escaques quedó plasmado en una obra sumamente recomendada como lectura de ocio o análisis hasta nuestros días: El libro de la invención liberal y arte del juego del ajedrez, publicado en 1561.

En sus páginas, además de relatar anécdotas, analiza las técnicas de sus principales contendientes y los pormenores de las jugadas que un maestro intuye y da por hecho, pero que no solían compartir ante lo infructuoso, egoísta o desesperante que era explicar. De esta manera, los principiantes ahorraron un cúmulo de años de derrotas repensando jugadas que difícilmente practicarían más que con otro maestro del tablero.

Esta serie de observaciones da una gran importancia a los movimientos iniciales o aperturas que actualmente son considerados como claves para una victoria o una derrota, pues orientan el resto de los posibles movimientos de las piezas, tanto en ataque como en defensa. Gracias a estos detalles se comenzará a nombrar a su apertura favorita como la Española o la Ruy López.

Con los años, practicantes de todos los reinos tradujeron su obra y fue adoptada como un clásico de la teoría ajedrecística. Su clásico desenvolvimiento de caballos continúa vigente aún y es la columna vertebral de las primeras clases de ajedrez.

 

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