En 1831, Lucas Alamán, ministro de Relaciones Interiores y Exteriores del gobierno de Anastasio Bustamante, acusó a Leona de haberse unido a los rebeldes más por un heroísmo romancesco que por patriotismo, es decir, más por una cuestión amorosa o por seguir a Quintana Roo que por una convicción política o ideológica propia. La respuesta de Leona no se hizo esperar y la publicó por medio de una carta que constituye la primera defensa pública de una mexicana de la libertad e independencia de acción y de pensamiento de la mujer.
Pieza para guitarra compuesta en honor a la Doncella de Monterrey, escrita por el poeta y dramaturgo estadounidense John Hill Hewitt, quien después participara en la guerra civil de su país en el bando confederado, lo que le valió el famoso sobrenombre de Bard of the Confederacy (Bardo de la Confederación).
En la segunda mitad del siglo XX una gran mujer, filósofa, escritora y humanista se preocupó por dignificar la vejez, así como la vida de esas personas llenas de historias, experiencia y sabiduría, a quienes la sociedad mexicana marginaba cada vez más.
La mejor tenista mexicana. Yola llegó a siete finales de Grand Slam, un hecho sin precedentes y hasta hoy irrepetible en la historia del tenis nacional.
Con la mirada puesta en el horizonte, la mujer enarbola y parece defender la bandera nacional. Es la encarnación de la Patria que todos recuerdan, en especial aquellos que tuvieron acceso a la educación básica en la segunda mitad del siglo XX y en lo que va de este milenio.
Hay mujeres que encarnan los sentimientos y la sensualidad de una época. Rosario, en pleno Romanticismo tardío del siglo XIX, fue el centro alrededor del cual giraron los poetas, filósofos y escritores más brillantes de México, convirtiéndola en la Musa a la que rindieron todo, y alguno también la vida.
La leyenda en torno a sus fotografías, por las cuales se le ha identificado como soldadera, comenzó en mayo de 1911, cuando posó para una serie de postales como revolucionaria, cananas y fusil incluidos, en Ciudad Juárez, donde había triunfado la insurrección maderista.
De origen zapoteca, con mirada fuerte y alma festiva, ellas son las protagonistas del istmo de Tehuantepec. Tehuana, didjazá, “paisana” e istmeña son sinónimos para identificar a la oriunda de la región. Desde el siglo XIX, viajeros y artistas mostraron enorme interés por estas mujeres; se sorprendieron con su belleza y vestimenta, pero en especial por el comportamiento igualitario ante los hombres, a diferencia de otros grupos indígenas.
Era 1924 y, aunque el delito de violación estaba tipificado en el Código Penal, los casos que llegaban a juzgarse eran muy pocos. Para agregarle fuego al asunto, si el hombre aceptaba casarse con la ofendida, el ultraje quedaba saldado.
Los doctores apuntaron en el dictamen, también entregado a la prensa, que Carmen presentaba signos de “atraso” psíquico ligero y poco “desarrollo moral”. “Por atrasados –escribieron los médicos–, se entiende a los individuos que pertenecen a las categorías de idiotas.
El proceso contra Carmen Barba fue muy seguido por la prensa, tanto por involucrar a un juez como por el interés que despertaba en la sociedad un caso de esa naturaleza
El caso de la violación de Carmen Barba también cobró notoriedad debido a las irregularidades que se presentaron, como la desaparición de testigos, los sobornos de parte del juez acusado y la falsedad de declaraciones.