El avance del ejército estadunidense hacia el interior de México
En 1845 se le encomendó la defensa del país ante Estados Unidos; sin embargo, desobedeció la orden y regresó a la capital con su numerosa tropa, forzando la renuncia del presidente José Joaquín de Herrera. A inicios de 1846 juró como presidente. En plena invasión norteamericana y tras una revuelta encabezada por José Mariano Salas, Paredes fue depuesto y más tarde arrestado y exiliado a Francia.
Para los investigadores, la derrota ante Estados Unidos en 1847 era del todo previsible. Además de las enormes asimetrías económicas y militares, nuestro país se hallaba en un estado deplorable. En vísperas de la invasión, una conspiración incrementó la discordia nacional y puso enfrente una nueva amenaza. El general Mariano Paredes, al mando del único ejército armado, uniformado y disciplinado –estratégicamente ubicado en San Luis Potosí–, desobedeció las órdenes y, en vez de avanzar hacia el norte a enfrentar al invasor, decidió voltear las armas contra el gobierno y marchó a la capital para derrocar al presidente José Joaquín de Herrera.
1829 AGOSTO / El representante de Estados Unidos en México, Joel R. Poinsett, ofrece al gobierno mexicano comprar el territorio de Texas, pero la oferta es rechazada. SEPTIEMBRE / Vicente Guerrero decreta formalmente la abolición de la esclavitud en México. 1831 ABRIL / Texas solicita su separación del estado de Coahuila. 1835 OCTUBRE / Colonos esclavistas de Texas se rebelan contra el gobierno mexicano...
En 1851 una obra de gran belleza reunió a dos maestros del arte: Carl Nebel y George Wilkins Kendall. Ambos publicaron algunas de sus creaciones sobre la intervención estadunidense a México –ocurrida entre 1846 y 1848 y que terminaría con la pérdida de la mitad del territorio nacional– en el libro The War between the United States and Mexico. Illustrated.
El conflicto armado entre México y Estados Unidos inició formalmente en mayo de 1846, mediante una declaración de guerra leída por el presidente James K. Polk, emitida cuando ya sus ejércitos hollaban suelo mexicano. El 7 de julio el Congreso mexicano respondió: “El Gobierno, en uso de la natural defensa de la Nación, repelerá la agresión que los Estados Unidos de América han iniciado y sostienen contra la República Mexicana”. Después de quince meses de desastres y malas decisiones militares, tenían al ejército mexicano arrinconado y a un poderoso ejército invasor a las puertas de la capital de la República avanzando por los pueblos situados al sur.
En poco más de media hora el ejército mexicano fue derrotado dejando en el campo más de seiscientos soldados y otros siete centenares fueron tomados prisioneros por el ejército rebelde liderado por Sam Houston.
La victoria republicana contra los franceses en la batalla de Miahuatlán, Oaxaca, en octubre de 1866, marcó el principio de la caída del imperio de Maximiliano: un ejército sin disciplina, mal armado, mal alimentado, mal vestido y mermado a causa de una larga travesía por los sinuosos caminos de la Mixteca, pero reforzado con los pobladores de la zona, venció al entonces considerado mejor ejército del mundo, el de Napoleón III.
El 25 de septiembre de 1846 se firmó la capitulación que puso fin a una de las más sangrientas batallas de la guerra entre México y Estados Unidos. Solicitado por el general Pedro de Ampudia a Zachary Taylor, ese acuerdo hasta hoy produce polémica porque las fuerzas nacionales habían golpeado duramente al ejército de invasión norteamericano.
No hay historia de los caudillos liberales en la que no se mencione a Santiago Vidaurri como un modernizador de Monterrey y defensor militar de la Constitución de 1857 en el norte. Como gobernador promovió el desarrollo regional y hasta fue considerado para ocupar la presidencia de la República. Sin embargo, la misma defensa que hizo de los intereses de Nuevo León lo llevó a un enfrentamiento con el presidente Benito Juárez en plena guerra contra los franceses. Ese conflicto lo conduciría a colaborar con Maximiliano de Habsburgo y finalmente a terminar fusilado.
En su fuselaje e insignias porta la imagen del revolucionario mexicano
Las historias de la aviación son bastante peculiares… en Alemania, existe un escuadrón de interceptores aéreos que porta en su fuselaje e insignias la imagen del revolucionario mexicano Emiliano Zapata, como emblema de la osadía, perseverancia y combatividad. Con la autorización del gobierno mexicano desde 1971, los pilotos alemanes de este escuadrón son oficialmente llamados “Zapatas”.