Vida cotidiana

  • Delimitación de la megalópolis en 1996

    Delimitación de la megalópolis en 1996

    Ayer y Hoy

    Marco A. Villa. Historiador

    La delimitación de la megalópolis en el decreto de 1996 incluía a los municipios cuya localización, nivel de vulnerabilidad ante posibles desastres y características naturales ofrecieran condiciones adecuadas para la expansión urbana y la estructuración megalopolitana.

  • La megalópolis

    La megalópolis

    Ayer y Hoy

    Marco A. Villa. Historiador

    Todavía a inicios del siglo XX el centro de México era una región rodeada de agua, con paisajes transparentes, predios rurales y cielos despejados. Eso cambiaría drásticamente en esa centuria.

  • La antigua fascinación por magos, gigantes, siameses y hasta “cerdos sabios”

    La antigua fascinación por magos, gigantes, siameses y hasta “cerdos sabios”

    Miguel Ángel Vásquez Meléndez

    Los títeres itinerantes fueron uno de los espectáculos callejeros preferidos del público desde tiempos virreinales.

  • Espectáculos insólitos

    Espectáculos insólitos

    Miguel Ángel Vásquez Meléndez

    Ser un prestidigitador o ilusionista en la Nueva España podía acarrear acusaciones por tener un supuesto pacto con el diablo. Aun así, las actuaciones de este tipo de personajes llamaban la atención de propios y extraños.

  • Por qué decimos “¡salud! ” cuando estornudamos

    Por qué decimos “¡salud! ” cuando estornudamos

    Marco A. Villa

    Para muchos una obligación, para otros una cortesía, y en ambos casos porque lleva implícito el deseo del bienestar ajeno, los mexicanos decimos “¡salud!” después de que alguien estornuda. Porque es presa de una alergia, está resfriado, agripado, etcétera, quien se encuentre sometido a este acto reflejo no sanará al recibir esta expresión, pero su buen augurio quizá incidirá en su estado anímico.

  • Entre la pasión y el “qué dirán”

    Entre la pasión y el “qué dirán”

    América Malbrán Porto

    Durante el periodo virreinal, los amoríos entre los amos y sus esclavas eran habituales, ya fuera de manera consentida o violenta que regularmente se callaban por temor al “qué dirán”.

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