Vida cotidiana

  • Espectáculos insólitos

    Espectáculos insólitos

    Miguel Ángel Vásquez Meléndez

    Ser un prestidigitador o ilusionista en la Nueva España podía acarrear acusaciones por tener un supuesto pacto con el diablo. Aun así, las actuaciones de este tipo de personajes llamaban la atención de propios y extraños.

  • Por qué decimos “¡salud! ” cuando estornudamos

    Por qué decimos “¡salud! ” cuando estornudamos

    Marco A. Villa

    Para muchos una obligación, para otros una cortesía, y en ambos casos porque lleva implícito el deseo del bienestar ajeno, los mexicanos decimos “¡salud!” después de que alguien estornuda. Porque es presa de una alergia, está resfriado, agripado, etcétera, quien se encuentre sometido a este acto reflejo no sanará al recibir esta expresión, pero su buen augurio quizá incidirá en su estado anímico.

  • Entre la pasión y el “qué dirán”

    Entre la pasión y el “qué dirán”

    América Malbrán Porto

    Durante el periodo virreinal, los amoríos entre los amos y sus esclavas eran habituales, ya fuera de manera consentida o violenta que regularmente se callaban por temor al “qué dirán”.

  • El lujoso funeral que sorprendió a la aristocracia de la Nueva España

    El lujoso funeral que sorprendió a la aristocracia de la Nueva España

    América Malbrán Porto

    A lo más granado de la sociedad novohispana sorprendió que don Francisco Fernández de la Cueva, connotado virrey de la Nueva España, solicitara su presencia en el funeral de su esclava, para cuyo entierro no escatimó privilegios.

  • La esclava del virrey

    La esclava del virrey

    América Malbrán Porto

    El virrey Francisco Fernández de la Cueva era un descendiente de la más alta jerarquía española. Durante su gobierno patrocinó algunas remodelaciones al Palacio Virreinal y embelleció y mejoró partes de Ciudad de México con dinero de su propio bolsillo.

  • Matrimonios en plena guerra

    Matrimonios en plena guerra

    Pilar Gonzalbo Aizpuru

    En el siglo XIX, tanto en países europeos como en México, en tiempos de guerra se consideraron legítimos ciertos matrimonios que eludían la solemnidad del acto; en especial cuando se trataba de hombres de armas pertenecientes a alguno de los bandos en pugna.

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