La niebla cubría cerros y barrancas, no los agravios acumulados. Era 1766. Nicolás Zavala, barretero de Real del Monte (en el actual Hidalgo), compartía su casa para las reuniones clandestinas. Allí, Domingo González y José Vicente Oviedo, junto con un grupo de operarios, se reunían y daban vida al primero y más importante movimiento obrero del periodo virreinal en Nueva España.
El 3 de enero de 1907 Porfirio Díaz dio a conocer en Palacio Nacional su laudo frente a los comisionados obreros y patronales para reanudar labores en la industria textilera mexicana, paralizada desde el 24 de diciembre.
En los primeros enfrentamientos entre los huelguistas de Cananea y los guardias de la compañía minera hubo diez muertos (ocho mexicanos y dos estadounidenses) y diecisiete heridos.
Entre las instituciones surgidas como consecuencia de la Revolución mexicana, la primera de carácter social de la historia, está sin duda el Instituto Mexicano del Seguro Social.
La tradición del San Lunes permitía la convivencia de dueños de talleres y fábricas, obreros, albañiles, empleados de oficina y otros trabajadores durante el fin de semana, para luego sobrellevar la juerga o la crudez este día. En varios países, el San Lunes se asentó como una costumbre que condicionó la dinámica laboral. En Inglaterra, por ejemplo, algunas oficinas decidían comenzar la jornada semanal el lunes en la tarde o de plano el martes, debido al ausentismo de sus empleados.
En septiembre de 1919, la Sociedad Protectora del Niño presentó al Congreso una iniciativa para establecer un “día del niño”, lo cual se concretaría hasta 1925 como un proyecto del secretario de Educación Pública.
Artículo publicado originalmente en la revista "Arqueología Mexicana"
En diferentes culturas de Mesoamérica, como la maya y la nahua, la niñez y juventud fueron años de sabia y rigurosa formación, tanto en el hogar como en las escuelas. El principal propósito de educar a niños y jóvenes era prepararlos para participar e integrarse en la vida comunitaria.
La Revolución Mexicana fue una época de reformas políticas y sociales, pero también de conmoción y tragedia, como la que vivieron los niños reclutados por todos los bandos para engrosar sus fuerzas militares.
Durante la Revolución, dependencias como el Hospicio de Pobres, la Casa de Niños Expósitos y las Escuelas Correccionales para Menores trataron de brindar albergue y educación a los desamparados de su época.
En México existe una diversidad muy amplia de juguetes, entre los que destacan los más populares y tradicionales, elaborados por artesanos de diferentes estados de la República. De origen religioso muchos de ellos, estos artefactos se convirtieron con el tiempo en sinónimos de recreo, divertimento y alegría, además de que han alentado la imaginación de niños y jóvenes. Ahora, incluso, son objeto de colección.
Desde los inicios de México como nación independiente, la escuela era vista por liberales y conservadores como un canal fundamental para la transformación social. Por ello, pusieron en marcha nuevos proyectos para sustituir los textos escolares que se empleaban desde el periodo novohispano por otros que promovieran el estudio del civismo, la historia y la geografía nacional.