Explosión atómica en Nagasaki el 9 de agosto de 1945, en una foto tomada por Hiromichi Matsuda, a quince kilómetros del punto de impacto. La bomba, llamada Fat Man, también fue armada en Los Álamos, con plutonio enriquecido en la planta de Harford Site, estado de Washington, la cual igualmente era parte del Proyecto Manhattan.
En la primavera de 1945 todos festejaron las noticias: la guerra había terminado y en el país acababan las restricciones de todo tipo, así como la obligación de las mujeres de ir a las fábricas.
El 6 de agosto todos supieron lo que hacían en las fábricas de la Clinton Engineer Works, aunque quién sabe si todos compartieron el júbilo por haber trabajado en la creación de un reactor nuclear y en la planta de difusión de gases que separaba el isótopo U-235 del uranio traído de las minas del Congo Belga. O por que ese uranio altamente enriquecido haya sido enviado al laboratorio de Los Álamos, Nuevo México, para armar a Little Boy, ese pequeño artefacto de tres metros que acabó con la vida de decenas de miles de habitantes de Hiroshima, Japón.
Pasaron los años y un día la prensa informó que “Clinton” había sido abierta para los turistas y que ahora se llamaba Oak Ridge, “The Atomic City”. Se develaba a los ojos de los visitantes el secreto más grande en la historia de Estados Unidos, dirigido por el presidente Franklin D. Roosevelt; el secretario de Guerra, Henry Stimson, y el jefe de Estado Mayor del Ejército, George Marshall. Lo habían llamado Proyecto Manhattan.
Si desea leer el artículo completo, adquiera nuestra edición #149 impresa o digital:
Moctezuma. El enigma de su rendición. Versión impresa.
Moctezuma. El enigma de su rendición. Versión digital.
Recomendaciones del editor:
El gran secreto atómico de Oak Ridge
Oak Ridge