Su pluma se desenvolvió con maestría en todos los géneros literarios, especialmente en la poesía, la narrativa y el ensayo. Además, contribuyó a la construcción de una nueva perspectiva de la vida, basada en la dignidad de las personas, la ampliación de libertades y la anhelada alegría.
Rosario Castellanos nació en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925. Su talento narrativo y poético se combinó con su lucha por la justicia, al retratar de manera magistral la condición de desigualdad a la que eran sometidos tanto la mujer como los indígenas.
Señala la académica Silvia Ruiz Otero: “Rosario abordó en sus escritos dos grandes temas: la situación de la mujer (su historia, su imagen, sus posibilidades de liberación) y el problema indígena con sus desigualdades sociales (racismo, clasismo, el no reconocimiento de la dignidad de las culturas indígenas, su educación, su alfabetización, etcétera)”.
Por su parte, el crítico literario Emmanuel Carballo expresó que en las composiciones de Rosario “se desterró el lugar común de la inferioridad de la mujer respecto al hombre: su inteligencia, coherencia y aptitud para las letras estuvieron por encima de casi todos los miembros de su generación”.
En ese sentido puede decirse que Rosario Castellanos fue pionera en defender el trabajo y los derechos de las mujeres. Aunado a ello, fue de las pocas voces que defendió la dignidad indígena en México. Esto la colocó como una mujer rebelde y de avanzada. De tal manera, las palabras de Rosario rompieron el canon de “una sociedad como la nuestra —puntualizó Emmanuel Carballo—, organizada en torno a conceptos diseñados por los hombres para su propio beneficio”.
Castellanos vivió su infancia y parte de su adolescencia en Comitán, Chiapas. “En esas tierras mágicas —menciona Silvia Ruiz Otero—, contó con la compañía cotidiana de una nana indígena que la introdujo en una cosmovisión muy distinta a la de sus padres: blancos, acomodados y decentes”. En la década de los 40 Rosario retornó a la Ciudad de México, donde realizó sus estudios universitarios y, en 1950, obtuvo el grado de maestra en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con la tesis Sobre cultura femenina.
Inició su prolífica carrera como poeta. Sin embargo, su primer libro fue la novela: Balún Canán que, junto con Ciudad Real y Oficio de Tinieblas, forman la trilogía indigenista más importante en la narrativa mexicana. Asimismo tradujo al español a escritores como Emily Dickinson, Paul Claudel y Saint John Perse.
Rosario vivió en un México que no podía permanecer en el pasado. Las grandiosas transformaciones que experimentó nuestro país en materia económica, social y cultural, evidenciaron las contradicciones surgidas entre lo “moderno” y el cada día más desgastado régimen postrevolucionario. En ese contexto surgió la llamada Generación de Medio Siglo, con personajes como Jaime Sabines, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Jorge Ibargüengoitia, Jaime García Terrés y Rosario Castellanos, entre otros.
Sumado a su carrera literaria, la autora de Trayectoria del polvo (1948) y Lívida luz (1960), fungió como directora de Teatro Guiñol en el Centro Coordinador Tzetal–Tzotzil del Instituto Nacional Indigenista en San Cristóbal, Chiapas; fue directora general de Información y Prensa de la UNAM (1960-1966) y profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad (1962-1971).
El 11 de febrero de 1971 el presidente Luis Echeverría Álvarez la nombró embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de México ante el gobierno de Israel, país donde falleció el 7 de agosto de 1974. Sus restos fueron inhumados en la Rotonda de las Personas Ilustres de la Ciudad de México.
Rosario fue reconocida con los premios: Premio Chiapas, 1958; el Premio Xavier Villaurrutia, 1960, por Ciudad real; y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, 1962, por Oficio de tinieblas.
El 11 de marzo del 2011, el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta), hoy Secretaría de Cultura, instituyó el Premio Rosario Castellanos a la Trayectoria Cultural de la Mujer, el cual representa un esfuerzo más en la labor que emprendió Rosario, de convertir a México en la plataforma intelectual del idioma español. La escritora y periodista Cristina Pacheco recibió el primer Premio Rosario Castellanos a la Trayectoria Cultural de la Mujer (2012).