¿Qué causó la polémica en el magnicidio de Ramón Corona?

Ricardo Cruz García

Ramón Corona fue de los hombres más importantes del ejército mexicano durante la Segunda Intervención francesa y su nombre era respetado en regiones alejadas de su poder político. Querido por el grupo liberal, dos de sus hijos (Ramón y María Victoria) se casaron con sendos nietos de Benito Juárez. En los años de infancia de Primitivo Ron, ya era considerado un prócer.

 

La mayoría de la prensa de la época, tanto de Guadalajara como de Ciudad de México, dio por válida la versión de que Corona había sido asesinado por un demente que ejecutó no más que un hecho disparatado o que, en todo caso, desquitó en el gobernador su frustración y decepción ante el mundo. En el mismo sentido se expresó Luis Pérez Verdía, amigo cercano del general. Sin embargo, también hubo voces que empezaron a dudar de ese relato.

Otros, aunque pocos, vieron en el magnicidio motivos políticos, en especial entre la prensa católica y conservadora, pues los liberales no dudaron en dar por cierta la versión del asesinato por locura. El Heraldo (católico) fue de los que sugirió la idea del crimen político, pero El Siglo Diez y Nueve, El Universal y otros se apresuraron a descalificar tal conjetura.

Lo cierto es que el general Corona era un político y militar muy popular en el occidente del país, así como un hombre de prestigio entre las élites, lo que lo elevaba como un fuerte competidor frente al presidente de la nación. Asimismo, había elementos para pensar que Porfirio Díaz quería quitar a sus rivales del camino, por la vía de las maniobras políticas o por la opción extrema de la muerte. En el primer caso se encontraban figuras como Vicente Riva Palacio, quien había manifestado sus aspiraciones presidenciales; en 1883 terminó encarcelado por oponerse al gobierno y tres años después, en un destierro disfrazado, fue nombrado ministro en España y Portugal. Una víctima de la vía fatal era el general zacatecano Trinidad García de la Cadena, que apenas tres años antes, en 1886, y luego de levantarse contra el gobierno, había sido muerto en circunstancias poco claras. Así pues, la gente y los críticos del joven porfirismo tenían hilos de donde jalar la madeja del asesinato político.

 

Ricardo Cruz García. Egresado de la maestría en Historia por la UNAM, es profesor de la FES Acatlán de la misma institución. Se ha especializado en el estudio de la prensa mexicana y dedicado a la divulgación de la historia. Editor y colaborador en diversas publicaciones impresas y electrónicas, es autor de Nueva Era y la prensa en el maderismo (UNAM-IIH, 2013).

Cruz García, Ricardo, “¿Quién mató a Ramón Corona?”, Relatos e Historias en México, núm. 141, pp. 40-58

 

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