Al asumir el cargo de virrey de la Nueva España el 20 de septiembre de 1816, el teniente general Juan Ruiz de Apodaca tomó posesión de un territorio que se encontraba en plena guerra intestina con miles de muertos a su paso. Era natural que la población de la ciudad de México fijara su atención en él y esperara expectante sus primeras disposiciones. En los iniciales días, no se observó otra cosa que la aplicación de algunas medidas económicas y visitas a los cuarteles, hasta que el 5 de noviembre apareció impreso su primer bando: ¡una prohibición para volar papalotes en la ciudad!