Margarita Neri, una coronela zapatista

Entre la ficción y la realidad

Eric Taladoire y Rosario Acosta Nieva

En varios relatos de la Revolución mexicana se menciona la existencia de una coronela zapatista, Margarita Neri, que habría participado en los primeros combates.

 

Ricardo Flores Magón escribe en el periódico Regeneración (19 de agosto de 1911):

“El Estado de Morelos, vecino del Distrito Federal, según los despachos que aparecen en los periódicos de hoy, 18 de agosto, está levantado en armas, con excepción de Cuernavaca […] Ayer, 17, las fuerzas federales atacaron Yautepec […] Entre los directores de la heroica defensa de Yautepec, se encontraban las jóvenes revolucionarias Margarita Neri y Esperanza Chavarría. La lucha duró todo el día […] Los revolucionarios perdieron 19 hombres. Los federales más de cien. La joven revolucionaria Neri salió herida de un brazo.”

Su nombre asociado al de la coronela Chavarría sugiere su papel importante en las filas zapatistas, pero ¿quién era esa combatiente hoy casi olvidada?

¿Un mito literario?

“Ojos negros y muy grandes, tez apiñonada, espesa cabellera negra, semejando haces de bruñido alabastro; sus rojos labios, gruesos y sensuales escondían dos hileras de perlas engarzadas en coral. La protuberancia de sus senos palpitantes, sus anchas caderas, las morbideces de sus brazos casi siempre desnudos, sus mejillas sonrosadas […] hacían de aquella mujer un encanto verdaderamente atractor”. Esta sensual descripción, en el relato Los crímenes del zapatismo, es obra de un simpatizante de Emiliano Zapata, el novelista Antonio Melgarejo, que busca contrastar la seductora apariencia de Neri con su crueldad, ya que, líneas abajo, la califica de hiena. Según él, Margarita tenía un alma perversa; “hija del infierno” que se prostituía y que, poco tiempo después de casarse con Armando R., un pobre escribiente ministerial, lo envenena y “se entrega a una vida libertina”.

Al inicio de la Revolución, Neri se enlista en el movimiento zapatista. Según Melgarejo, se muestra feroz: ella misma ejecuta a sus prisioneros; en Chietla (Puebla) aprehende al jefe político local, Ángel Andonegui, y lo crucifica; además, horror total, corta con un cuchillo los senos de una señorita. Por su crueldad excesiva, el mismo Zapata la habría condenado a muerte. Melgarejo añade, sin embargo, que posteriormente habría trabajado en un prostíbulo de la calle de La Clavel, en la Ciudad de México.

Este retrato es tan exagerado que varios autores, entre ellos el investigador Daniel Avechuco Cabrera, piensan que Melgarejo inventó el personaje para hacer de Margarita Neri la “única responsable de los crímenes que se le achacan a Zapata”.

En su análisis del libro de Melgarejo, Avechuco pone en duda la existencia misma de Neri, a la que llama erróneamente Pepita: “Es de extrañar que el propio periódico El Imparcial no registra el crimen que Melgarejo relata en su libro. Melgarejo parece crear a Pepita Neri para absorber la violencia zapatista y eximir de cualquier culpa a Zapata mismo”. A propósito de la muerte de Ángel Andonegui, añade, con razón: “sin embargo, en ningún periódico de la época se encuentran datos relativos a la crucifixión, sólo se habla de que lo pasean por el pueblo antes de fusilarlo”.

Los datos históricos

No obstante, Margarita Neri sí existió. Antonio Díaz Soto y Gama, el militante magonista consejero de Zapata, precisa que era una combatiente zapatista, oriunda de una comunidad afromexicana de la Costa Chica de Guerrero.

La historiadora Ángeles Mendieta Alatorre cita al general Rubén García que también la conoció y que, en una entrevista en El Nacional (n. 11015, 29 de noviembre de 1959), dice que Margarita Neri era una combatiente de sangre fría, dispuesta a matar y torturar. Habría matado a un hombre a pedradas y cortado con cuchillo los senos de una joven. Como ambos episodios figuran en el libro de Melgarejo, no se puede descartar que el general García haya confundido sus propios recuerdos con el relato de este autor.

Mendieta añade que Neri peleó con las tropas zapatistas, “repartiendo proclamas y entusiasmando labriegos, para convertirse al cabo en la terrible Coronela Pepita Neri, con dos cananas repletas de balas, cruzadas sobre el pecho a la granadera, pistola y puñal al cinto y jefaturando un puñado de hombres con los que hacía temblar hasta los más desalmados […] En el caso del reportaje de Neri, se resalta más su crueldad que su valentía”.

En agosto de 1911 Los Ángeles Times retoma de Regeneración la noticia de la batalla de Yautepec, bajo el título “Petticoat leads band of Rebels”, pero localiza la batalla en el estado de Guerrero. El periodista añade unos detalles: Margarita Neri habría sido la hija de un rico propietario, educada en un convento, pero en contra de los impuestos elevados. La noticia recorre rápidamente los Estados Unidos y, el 18 de agosto de 1911, el Washington Herald la publica nuevamente bajo el título “Mexican Rebels Have Girl Leader”.

 

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Margarita Neri