No hacía mucho que Jeff había salido en busca de la bella Kathie cuando tuvo la certeza sobre su paradero, después de hallar pistas en Nueva York. Él era un inescrupuloso detective privado y ella una prófuga, acusada de robarle miles de dólares a su acaudalada pareja: el hampón Whit Sterling. Jeff arribó entonces a una Ciudad de México que estaba ya densamente transitada a mitad del siglo pasado.