Se presentó una serie de testigos que trataban de demostrar que Carmen en realidad era amante del abogado.
Tres meses después del ataque se definió la fecha del juicio. Cabe recordar que hasta 1929 los delitos penales se dirimían con jurados orales públicos similares a los anglosajones, con nueve ciudadanos que fungían como jueces y determinaban la culpabilidad o inocencia de los acusados. Ante la falta de televisión, estos reality shows atraían a una gran cantidad de gente que podía asistir libremente a las audiencias. Este juicio era sin duda de los más sensacionales del momento y los periódicos anunciaron el “evento” con bombo y platillo.
El ministerio público, Manuel Rivera Vázquez, solicitaba una pena de dos años de prisión por el delito de lesiones, en tanto que sus defensores, los licenciados José García Gaminde y Alfonso Teja Zabre (reconocido abogado que más tarde sería el coautor del Código Penal de 1931) pedían la absolución, pues la acusada “obró bajo el imperio de una fuerza moral irresistible” (exculpante de responsabilidad) y en defensa legítima de su honor.
El reportero Carlos G. Villenave fue designado por El Universal para cubrir el “sensacional” juicio. Narra en su crónica que, desde las diez de la mañana del jueves 30 de octubre de 1924, ingresó una gran cantidad de público al Salón de Jurados, “atraído por la insana curiosidad de olfatear los pecados de las vidas ajenas. Algunas señoras llevaban incluso binoculares, como si asistieran a un vodevil”.
Eugenia Pérez Olmos. Periodista egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, en donde también cursó la maestría en Periodismo Político. Ha trabajado en los periódicos El Día y El Nacional, así como en Canal Once y TV Mexiquense, entre otros medios de comunicación.
Pérez Olmos, Eugenia, “La historia de una violación. El increíble caso de Carmen Barba” Relatos e Historias en México, núm. 141, pp. 70-67
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