Le llamaban el Zapatista, aunque él había combatido a los surianos y los despreciaba. Perteneció a la Casa del Obrero Mundial y luchó bajo la bandera constitucionalista. Tenía una deslucida librería de viejo, había escrito dos libros y era colaborador de diversos diarios. Al final de sus días, su memoria aún guardaba estas remembranzas sobre Ciudad de México en la época de la Revolución.
Desde la decisión de Hernán Cortés de refundar la ciudad sobre las ruinas de México-Tenochtitlan y el trazo diseñado en 1523 por Alonso García Bravo, mucho ha cambiado…
Hoy Ponciano Arriaga no solo representa un sujeto prominente de nuestra historia, sino que es tanto el respeto y cariño que ganó en su estado natal, San Luis Potosí, que aeropuerto, institutos literarios, bibliotecas, avenidas principales de esa entidad, por mencionar algunos, han adoptado su nombre como homenaje, otorgándole así familiaridad y cotidianidad en las presentes generaciones.
La manera en que se comportaban los bandidos ante sus víctimas y el gobierno, así como la forma en que eran representados, temidos y valorados por la sociedad, se volvió un tema recurrente entre viajeros, periodistas y políticos del siglo XIX.
El año 1519 es notable en todo esto. La expedición de Hernán Cortés comienza al mismo tiempo que el primer viaje de circunnavegación en el planeta. El territorio de lo que hoy es México fue trazado entero en 1544 en una carta universal del siglo XVI, acumulando un conocimiento marítimo de medio siglo que pacientemente había llevado a la Corona española a lo que se llamaba el Padrón Real...
Una cabeza en busca de su monumento y la peregrinación para la construcción del nuevo Cristo Rey en el Cerro del Cubilete
La rebelión cristera contra el Estado mexicano duró de 1926 a 1929, y terminó con un acuerdo entre la jerarquía católica y el gobierno del presidente Emilio Portes Gil, lo que permitió la reapertura de los templos.
Quizá la imagen más conocida del fusilamiento de Maximiliano y sus principales lugartenientes es el óleo producto del pincel y la imaginación del pintor francés Manet.
La historia artística de Rocío Dúrcal es del todo entendible si comprendemos cómo trabaja la mente de una niña prodigio que dedicó su existencia a vivirla y sentirla en compañía de sus admiradores, trabajando duro desde pequeña.