La vida de la población negra cautiva de la Compañía de Jesús en la Colonia
Entre los principales dueños de esclavos negros en Nueva España figuró la Iglesia católica; tanto el clero secular como el regular los utilizaron en sus conventos, colegios, iglesias, capillas y haciendas. Pero fue la Compañía de Jesús, orden religiosa fundada por Ignacio de Loyola en 1534 y aprobada por el papa Paulo III en 1540, la más importante institución religiosa que poseyó esta mano de obra africana en Nueva España y en otros territorios de los actuales países de Perú, Paraguay, Chile, Argentina, Colombia, Ecuador y Brasil, donde también tuvieron presencia.
La llegada a Nueva España del culto a San Benito de Palermo, a finales del siglo XVI, coincidió con el surgimiento de cofradías piadosas entre los negros y mulatos. Por supuesto, no fue el único, pues en la América española y lusitana los santos negros expandieron su presencia para responder a las necesidades espirituales de los cientos de miles de esclavos que fueron catequizados.
Las razones a partir de las cuales negros y mulatos se convirtieron en artesanos e ingresaron a la corporación gremial fueron diversas. Al principio se debió al rechazo y abstencionismo de los españoles para realizar trabajos manuales, luego fue el hecho de que conformaron sectores numerosos de la población –cuya cultura y riqueza se había incrementado– y finalmente el que, deseosos de los honores y probables beneficios de ejercer un oficio, acudían ante las autoridades para solicitar ser miembros de la corporación gremial.
Conocimiento, saber, solidaridad, maestría y, sobre todo, secreto, estuvieron en el origen de todas las asociaciones artesanales que en la Baja Edad Media europea (siglos XI-XV, aproximadamente) se convirtieron en gremios para monopolizar la producción y comercio de sus creaciones en el Viejo Continente.
El siglo XVIII fue el periodo de mayor mestizaje en el México colonial. La población indígena ya se había estabilizado y era la más numerosa en todo el virreinato. Los esclavos africanos dejaron de comerciarse desde mediados del siglo anterior, había cada vez menos negros pero en cambio abundaban los mulatos, pardos, morenos y en menor medida los chinos. Los mestizos cada día cobraban mayor importancia y la élite seguía siendo española y criolla.
En el estado de Quintana Roo se encuentra la segunda barrera arrecifal más grande del mundo que en 1996 fue nombrada reserva de la biósfera. Este paradisiaco lugar es un banco con tres islotes donde se lleva a cabo la investigación a sitios de naufragio, una tarea ya de varios años que busca, además de conocer la historia de la navegación, el cuidado de este Patrimonio Cultural Subacuático.
La zona arqueológica de Cacaxtla es mencionada por las fuentes historias desde el siglo XVI, pero es hasta septiembre de 1975, cuando fueron descubiertas algunas de las pinturas murales que revelaron su importancia. A partir de estos descubrimientos se inicia un proyecto de exploraciones arqueológicas, que han permitido hasta el año 2000, exhumar y proteger los murales, descubrir sus estructuras y rescatar los testimonios de su compleja vida cultural.
La ciudad de Aguascalientes ubicada en el centro de la Republica Mexicana, ha sido desde tiempos remotos un crucero de caminos. Pueblos nómadas, colonizadores españoles y tlaxcaltecas, fueron los que aprovecharon los manantiales de aguas calientes, que le dan nombre a la ciudad para asentarse.
Centro político, económico y cultural del valle de Oaxaca; en seis kilómetros cuadrados albergó a 830 mil habitantes, en la ciudad más poblada de su época.