Nuestras Historias

  • Dejemos a la suerte que decida

    Dejemos a la suerte que decida

    Agustín Sánchez González

    Juárez es representado frente a una ruleta en la que gira la silla presidencial, que se disputa con dos, hasta entonces, colegas liberales: Porfirio Díaz y Sebastián Lerdo de Tejada. La nueva reelección de Juárez generaría una división dentro de ese grupo y, a su vez, la rebelión de la Noria, que encabezó Díaz.

  • Historiar las catástrofes

    Historiar las catástrofes

    Marco A. Villa

    Reseña del libro Historiar las catástrofes. Autores: María Dolores Lorenzo, Miguel Rodríguez y David Marcilhacy (coords. e introd.). México, IIH / Sorbonne Université, 2019, 384 p. Descarga gratis: https://cutt.ly/cfkLRpU

     

  • El culto a Juárez. La construcción retórica del héroe (1872-1976)

    El culto a Juárez. La construcción retórica del héroe (1872-1976)

    Marco A. Villa

    Reseña del libro El culto a Juárez. La construcción retórica del héroe (1872-1976). Autora: Rebeca Villalobos Álvarez. México, UNAM-Grano de Sal, 2020, 337 p. Precio: 356.00 pesos.

  • La ciudad barroca. Historia de la vida cotidiana en México, vol. II

    La ciudad barroca. Historia de la vida cotidiana en México, vol. II

    Pilar Gonzalbo

    Reseña del libro La ciudad barroca. Historia de la vida cotidiana en México, vol. II. Autor: Antonio Rubial (coord.). México, El Colegio de México / FCE, 2004, 611 p. Precio: 335 pesos.

  • Los Reyes Gómez y la nostalgia por la hacienda

    Los Reyes Gómez y la nostalgia por la hacienda

    Juan Antonio Reyes-Agüero

    Llegó el tiempo del general Lázaro Cárdenas, y con él la decisión de hacer cumplir la promesa de repartir las propiedades de las haciendas. Manuela trató de sobrellevar las presiones, combinando decisiones firmes con actitudes condescendientes hacia los agraristas de don Lázaro, pero todo fue inútil.

  • Los Ortega Rea, al destierro

    Los Ortega Rea, al destierro

    Juan Antonio Reyes-Agüero

    Aunque Isidro se declaró gente de paz, no se detuvo el acoso de los carranclanes que, aprovechando la coincidencia de los apellidos, lo declararon pariente del general villista Toribio Ortega. Con la acusación, la sentencia había sido dictada… En la carreta, Isidro colocó su tristeza entre los pocos trastos y algunas ropas hechas garras, bien acomodadas para que no se maltrataran. Con su mujer María de los Ángeles, acompañados por Severa y Guillermo, tomaron el camino del exilio, con los derrotados, los despojados. Así, se sumaron a la diáspora mestiza de desplazados por la Revolución.

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