Memorias de Gerónimo: La traición de Casas Grandes

Nos reagrupamos en Casas Grandes para acordar un tratado de paz. Nos dimos la mano y prometimos ser hermanos. Luego empezamos a comerciar y los mexicanos nos dieron mezcal. Muy pronto, casi todos los indios estaban borrachos. Entonces, dos compañías de tropas mexicanas nos atacaron.

 

Alrededor de 1880 estábamos en un campamento en las montañas, al sur de Casas Grandes, cuando una compañía de tropas mexicanas nos atacó. Había veinticuatro soldados mexicanos y cerca de cuarenta indios. Los mexicanos nos sorprendieron en el campamento y nos dispararon, matando a dos indios en la primera descarga. No sé cómo pudieron encontrar nuestro campamento, a menos que tuvieran excelentes exploradores y nuestros guardias fueran descuidados, pero allí nos estaban disparando antes de que supiéramos que estaban cerca. Estábamos en el bosque y di la orden de avanzar y luchar a corta distancia. Nos escudábamos detrás de rocas y árboles hasta que pudimos llegar a menos de diez metros de su línea; luego nos pusimos de pie y disparamos en ambas direcciones hasta que todos los mexicanos estaban muertos. Perdimos doce guerreros en esa batalla.

Este lugar fue llamado “Sko-la-ta” por los indios. Cuando enterramos a nuestros muertos y aseguramos los suministros que tenían los mexicanos, fuimos al noreste. En un lugar cerca de Nacori, las tropas mexicanas nos atacaron. En este lugar, llamado por los indios “Nokode”, había unos ochenta guerreros, apaches bedonkohe y nedni, y tres compañías de tropas mexicanas. Nos atacaron en campo abierto y nos dispersamos disparando mientras corríamos. Nos siguieron, pero nos desperdigamos y pronto nos liberamos de su persecución. Luego nos reunimos en las montañas de la Sierra Madre. Allí se celebró un consejo y, como las tropas mexicanas venían de muchos sectores, nos disolvimos.

En unos cuatro meses nos reagrupamos en Casas Grandes para acordar un tratado de paz. Los jefes de la ciudad de Casas Grandes, y todos los hombres de ese lugar, hicieron un tratado con nosotros. Nos dimos la mano y prometimos ser hermanos. Luego empezamos a comerciar y los mexicanos nos dieron mezcal. Muy pronto, casi todos los indios estaban borrachos. Mientras se emborrachaban, dos compañías de tropas mexicanas, de otra ciudad, nos atacaron; mataron a veinte indios y capturaron a muchos más. Huimos en todas direcciones.

 

Este artículo está conformado por fragmentos del libro Geronimo’s Story of His Life, editado por S. M. Barrett y publicado en 1906, en Nueva York, por Duffield & Company. En línea: https://bit.ly/3d7lZ2b.

 

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