Gerónimo y el sendero de la guerra que lo llevó hacia el “Viejo México”

Tan pronto como reunimos algunas armas y provisiones, Mangas Coloradas, nuestro jefe, convocó a un consejo y encontró que todos nuestros guerreros estaban dispuestos a tomar el sendero de la guerra contra México. Fui designado para solicitar la ayuda de otras tribus en esta guerra.

Cuando fui con los apaches chokonen (chiricahua), Cochise, su jefe, convocó a un consejo al amanecer. En silencio, los guerreros se reunieron en un lugar abierto de un pequeño valle en la montaña y se sentaron en el suelo, dispuestos en filas de acuerdo con sus rangos. Silenciosos, fumaban sentados. A una señal del jefe, me levanté y presenté mi causa de la siguiente manera:

“Parientes, ustedes han escuchado lo que los mexicanos han hecho recientemente sin causa. Ustedes son mis familiares: tíos, primos, hermanos. Somos hombres igual que los mexicanos: podemos hacerles lo que nos han hecho. Salgamos adelante y sigámosles el rastro. Yo los guiaré hasta su ciudad, y los atacaremos en sus hogares. Pelearé en el frente de batalla, y solo les pido que me sigan para vengar el agravio de estos mexicanos. ¿Vendrán? Es bueno que todos vengan. Recuerden la regla en la guerra: los hombres pueden regresar o pueden morir. Si alguno de estos jóvenes es asesinado, no quiero culpar a sus parientes, porque ellos mismos han elegido ir. Si me matan, nadie necesita llorar por mí. Toda mi gente fue asesinada en ese país, y yo también moriré si es necesario.”

Este artículo está conformado por fragmentos del libro Geronimo’s Story of His Life, editado por S. M. Barrett y publicado en 1906, en Nueva York, por Duffield & Company. En línea: https://bit.ly/3d7lZ2b.