No le importaba el equipo ni la circunstancia, él únicamente quería jugar.

Reminiscencias del olimpismo griego.

Fue reconocido por la Euroliga de Baloncesto como uno de los mejores jugadores de su historia.

Esa tarde del 12 de diciembre de 1970, las aficiones de los Pumas de la UNAM y los Burros Blancos del Instituto Politécnico Nacional llenaron el Azteca con sus inconfundibles porras colegiales.

El judo rápidamente ganaba adeptos y aceptación como excelente método de defensa, así que pronto se expandió más allá de sus fronteras.

El Conde Koma transformaba radicalmente su postura y con ágiles movimientos lanzaba a sus oponentes por el aire o les hacía pedir clemencia mediante llaves bien aplicadas.