Jugador picante

Gerardo Díaz Flores

No es una ley matemática y tampoco una imposición, pero para todas las generaciones no hay mayor incentivo para superarse en determinado deporte que ver en su clímax las actuaciones de sus atletas favoritos. Esos que con base al esfuerzo logran alcanzar su sueño y demuestran al mundo que nada es imposible y que lo importante es hacer las cosas con pasión. Ese fue el caso de José Luis Chile Gómez.

 

Recordado en la segunda base del diamante por sus buenos reflejos, sólido juego y rápida respuesta, el nacido en el estado de Sinaloa en 1909 tenía en el beisbol su máxima entrega. No le importaba el equipo ni la circunstancia, él únicamente quería jugar. Con este pensamiento acudía a la escuela y no descansaba hasta que terminaba el día con un buen partido de beisbol. Juego tras juego, el amateur pulía su destreza en el manejo de la esférica y cada vez se enfrentaba con rivales más competentes.

En uno de esos partidos el excelente coach, Homobono Márquez, reconoció su pericia, y a la edad de 21 años lo hizo debutar profesionalmente en México. Es en esta primera etapa de su carrera deportiva cuando ocurre lo impensable: ¡un mexicano de nombre Baldomero Aldama debuta en la Major League Baseball de los Estados Unidos!

Con el hambre propia de la juventud, José Luis Gómez juega mejor cada día deseando una oportunidad semejante, pensando que él también podría hacerlo. Su capacidad de fildeo era realmente buena, lo que propició de manera inesperada que, en 1935, visores estadounidenses contactaran con él y le ofrecieran jugar al “rey de los deportes” en la unión americana. Rápidamente nuestro Chile mexicano empacó y fue a cumplir su sueño. Su anhelado debut fue el 27 de julio de ese mismo año, siendo el primer mexicano en vestir el uniforme de los Phillies de Philadelphia.

Con el paso del tiempo su amado beisbol lo llevaría además a jugar en el caliente campeonato cubano, con los “senadores” de Washington, y varias competencias más en nuestro país. Así, el Chile Gómez completó su fantasía de jugar mucho beisbol a toda hora y en todo lugar, convirtiéndose, de paso, en uno de los grandes de la historia de este deporte en nuestro país.

 

“Jugador picante” del autor Gerardo Díaz Flores y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 32.

 

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