En 1925, bajo el mando del ingeniero Modesto Rolland, en dos meses y medio se levantó esta obra arquitectónica vanguardista en Xalapa, durante la gestión del gobernador de Veracruz: el general Heriberto Jara.
La magnitud de la obra ha despertado la fascinación y el asombro desde su edificación. El volado de su techo parabólico se extiende en más de tres mil metros cuadrados de concreto armado, una hazaña para la ingeniería civil de la época. Fue construido en un periodo de tiempo que incluso en nuestros días sorprende por su brevedad. La obra inició el 28 de junio de 1925 y se concluyó solo dos meses y diecisiete días después, el 14 de septiembre. Si pensamos en las limitaciones tecnológicas y de comunicación de aquellos días en México, podemos dimensionar la hazaña que significó la construcción de este estadio.
Recinto vanguardista
La innovadora arquitectura que presentaba el estadio despertó el asombro y la admiración en el país, por la ostentación de su ingeniería, representada en el techo volado de más de tres mil metros cuadrados que cubre majestuosamente la mitad del graderío, el primero de concreto de grandes dimensiones construido en México.
También se resaltó la ornamentación vanguardista de las gradas y columnas, que armonizan con los relieves y las esculturas de reminiscencias del olimpismo griego. Su acceso original –llamado en el proyecto Entrada Triunfal– está delimitado por dos monumentos principales coronados por esculturas y flanqueados por relieves de gladiadores; van ligados por una hilera de diez columnas dóricas, de siete metros de altura cada una y unidas en la parte superior por un encaje de bronce y remates heráldicos con las letras EJ (Estadio Jalapeño) enlazadas.
Esta publicación es un fragmento del artículo “Estadio Xalapeño Heriberto Jara Corona” del autor Jorge M. Rolland y se publicó íntegramente en la edición de Relatos e Historias en México, núm. 86.