Los años de guerra e invasión estadounidense en México, entre 1846 y 1847, van más allá del fiero avance que realizó su ejército desde la frontera norte o del vigoroso ataque llevado a cabo desde Veracruz hasta la capital mexicana. Si bien esos dos cuerpos del ejército norteamericano terminaron por derrotar a los principales contingentes nacionales armados, también es cierto que la maquinaria de guerra del país vecino desarrolló un plan de ataque casi general que incluyó la toma de California, neutralizar nuestros principales puertos del Pacífico y anular el comercio del golfo de México junto con la posible ayuda que los estados de esa zona pudiesen aportar a la defensa nacional.