Desde sus orígenes, Paseo de la Reforma ha sido el mejor escaparate citadino. Orgullo de la capital, es el muestrario perfecto de las más reconocidas tendencias arquitectónicas, escultóricas y urbanísticas, así como espejo de gobernantes y gobernados. Arteria principal por excelencia, ha sido también el eje de expresiones civiles y patrióticas, escenario de fiestas y desfiles, protestas y manifestaciones sociales.