Se llevó a cabo del 13 al 16 de enero de 1916 en el Teatro Peón Contreras de Mérida, Yucatán. Contó con 620 participantes, la mayoría de ellas maestras.
El Primer Congreso Feminista de 1916 marcó un antes y un después en el feminismo mexicano. En medio del impulso revolucionario que buscaba derruir estructuras del antiguo régimen e implantar una nueva idea de nación, el gobernador de Yucatán, Salvador Alvarado, convocó a un congreso con el fin de debatir cuestiones como los medios para liberar a la mujer del “yugo de las tradiciones” y las funciones que debía desempeñar para que fuera no solo un “elemento dirigido, sino también dirigente de la sociedad”; el papel de la escuela primaria en la reivindicación femenina; así como la participación del Estado en la preparación de la mujer para “la vida intensa del progreso”.
En un contexto de guerra y con la intención de imponer el proyecto constitucionalista en todo el país, el Primer Jefe Venustiano Carranza había designado como comandante militar y jefe político de Yucatán a Alvarado, quien en su administración dio cabida a un ideario de carácter socialista a fin de promover la igualdad y mejores condiciones de vida no solo para los obreros y campesinos, sino para la sociedad en su conjunto, en particular para las mujeres.
El evento contó con recursos del gobierno yucateco y Elvia y Felipe Carrillo Puerto como organizadores, quienes simpatizaban con las ideas socialistas de Alvarado. El Primer Congreso Feminista se llevó a cabo del 13 al 16 de enero en el Teatro Peón Contreras de Mérida. Contó con 620 participantes, la mayoría de ellas maestras. Destacaron figuras como Consuelo Zavala Castillo, Dominga Canto Pastrana, Hermila Galindo (quien no pudo asistir, pero envió un polémico discurso), Raquel Dzib Cicero, Rosa Torres González, Beatriz Peniche de Ponce y Candelaria Ruiz Patrón.
Si bien en el congreso se manifestó una división entre posturas radicales y moderadas (que fueron las que al final predominaron), también dio lugar a una conciencia colectiva y se visibilizó una agenda feminista que propugnaba por igualdad de condiciones en los ámbitos educativo, profesional y laboral, pues declaraban que no había diferencia intelectual entre mujeres y hombres. Aunque no se pronunciaron explícitamente a favor del sufragio femenino, hubo voces de congresistas que sí se expresaron de manera firme en ese sentido, al grado de que ese espacio también representó un semillero de activistas que lucharon por el voto de las mujeres y por ampliar sus derechos y libertades en las décadas por venir.
Ricardo Cruz García. Egresado de la maestría en Historia por la UNAM, es profesor de la FES Acatlán de la misma institución. Se ha especializado en el estudio de la prensa mexicana y dedicado a la divulgación de la historia. Editor y colaborador en diversas publicaciones impresas y electrónicas, es autor de Nueva Era y la prensa en el maderismo (UNAM-IIH, 2013).
Cruz García, Ricardo, “El Primer Congreso Feminista en México”, Relatos e Historias en México, núm. 141, p. 19.
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