¿El Himno Nacional a ritmo de mambo?

Ricardo Lugo Viñas

A lo largo de su vida, Pérez Prado grabó más de doscientos discos y compuso tantos mambos que perdió la cuenta. Su pieza Patricia formó parte de la banda sonora de la película La dolce vita (Fellini, 1959) y él se presentó en Japón, Alemania, Marruecos, Estados Unidos y diversos países de Sudamérica. Fue sepultado en una modesta tumba en el Panteón de Dolores, en Ciudad de México. El gran compositor ruso Ígor Stravinski se refirió al ritmo y orquestación de Dámaso como “una explosión musical solo digna de un genio”.

 

1953. Dámaso Pérez Prado se encontraba en la cumbre. El mambo ya era un importante símbolo de la cultura mexicana y había alcanzado relevancia mundial. Comenzaron también las giras internacionales. Una noche de principios de octubre, el Rey arribó al Teatro Margo (donde después se erigió el Blanquita) para ofrecer su habitual número. Acababa de regresar de Nueva York, donde se había presentado en el prestigioso hotel Waldor Astoria vestido con un esmoquin de piel de foca. A la entrada del teatro, dos funcionarios de la Secretaría de Gobernación lo esperaban. Le pidieron sus documentos y lo detuvieron.

El 6 de octubre, Pérez Prado fue deportado y retornó a su natal Cuba. Entre los “delitos” que se le imputaron sobresalen un supuesto intento de soborno a funcionarios de migración, la falta de permisos para presentarse en foros y salas de concierto del país, y lo más grave, intentar grabar una versión del Himno Nacional al estilo de mambo. ¡Qué ignominia!

Pero la verdad es otra: envidia, xenofobia, venganza y corrupción. El gran éxito que alcanzó su música y su carrera en nuestro país, el cual se tradujo en bonanza económica, cariño y prestigio, aunado a la fama que tenía de pagar muy bien a los músicos integrantes de su orquesta, no era bien visto por algunos empresarios mexicanos. Además, había aceptado un contrato con otro teatro que le pagaría mejor. Todo esto provocó el encono y la furia de empresarios de teatros y salones de baile, y de algunos miembros del sindicato de música del entonces Distrito Federal. Los que se sentían agraviados, coludidos con autoridades, planearon la expulsión de uno de los compositores más importantes del siglo XX.

 

Ricardo Lugo Viñas. Historiador

 

Lugo Viñas, Ricardo. “El Himno Nacional a ritmo de mambo”, Relatos e Historias en México, núm. 142. Pp. 34-37.

 

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