—¿No le mete a estos romeritos con camarones?
—No hermano, ya sería gula. Pero volviendo a nuestro tema: el enemigo ha hecho del matrimonio una verdadera calamidad y de la mujer un artículo de lujo funestísimo.
—Indubitable.
—De modo y manera que yo no creo, ni creí, ni creeré...