Una ayuda estadounidense a Juárez

Batalla de Antón Lizardo. 6 de marzo de 1860

Gerardo Díaz Flores

Benito Juárez huyó de la Ciudad de México durante los primeros días de 1858. La guerra civil que lo catapultó a la presidencia manifestó el poderío conservador, principalmente en el centro de la República. Tras casi ser capturado, y con unas fuerzas armadas que sucumbían una y otra vez, don Benito recibió el reconfortante mensaje de Manuel Gutiérrez Zamora, gobernador de Veracruz, quien le ofreció su lealtad y protección. A pesar de ello, instalar su gobierno en el amurallado puerto no fue sencillo. Personajes como el capitán de fragata Tomás Marín prefirieron abandonar su puesto que servir al liberal, al tiempo que diversos generales enemigos bloquearon los principales accesos terrestres.

Veracruz resistió. Los bombardeos fueron infructuosos y el cerco nunca fue total. En diciembre de 1859 se habló de la inminente firma del Tratado McLane-Ocampo, que formalizaría el apoyo estadounidense a Juárez. Al general conservador Miguel Miramón se le terminaba el tiempo, por lo que ideó un plan ambicioso para tomar la ciudad por tierra y por mar.

Por medio del capitán Tomás Marín, adquirió en Cuba tres embarcaciones que armó con los nombres de General Miramón, Marqués de La Habana y Concepción, mientras que en tierra sus hombres se concentraron en los extintos baluartes de La Noria y San José, en el sur de la muralla, para romperla de una vez por todas. El negocio cubano fue del conocimiento de Juárez, quien astutamente denunció como “pirata” al capitán Marín, pretexto legal para que los estadounidenses, aun sin ningún tratado firmado, pudiesen ayudar a cazarlo.

El 6 de marzo de 1860 el General Miramón y el Marqués de La Habana fueron observados por la guardia del puerto con dirección sur. Por la tarde anclaron en Antón Lizardo. Marín recibió instrucciones de oficiales enviados por Miramón y decidió pasar la noche ahí. Ya en la penumbra, escuchó detonaciones. Para su admiración, se trataba del buque de guerra estadounidense Saratoga, remolcado por dos pequeños vapores que el gobierno juarista supuestamente alquiló: el Indianola y el Wave, con el general Ignacio de la Llave a bordo.

Marín intentó maniobrar, pero sus tropas eran menos poderosas y, tras un brevísimo intercambio de fuego, ordenó detenerse para no dar más elementos hostiles a los estadounidenses. Esta fuerza conservadora fue capturada y conducida a Nueva Orleans. Con el paso de los años, los tribunales aceptaron la improcedencia de la acción y liberaron las embarcaciones.

En México, Juárez fue criticado por permitir una intervención directa de los estadounidenses en los asuntos mexicanos.

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