Las compañías petroleras, no obstante la actitud de serenidad del Gobierno […] se han obstinado en hacer, fuera y dentro del país, una campaña sorda y hábil […] que han dado el resultado que las mismas compañías buscaron: lesionar seriamente los intereses económicos de la nación, pretendiendo por este medio hacer nulas las determinaciones legales dictadas por las autoridades mexicanas.